Mi Delegado [Cdm Nathaniel]

7.- Noche de chicos.

Nathaniel solo procesaba una y otra vez las palabras del peliazul.

No, no, no podía ser.

El pelirrojo estalló en carcajadas.

-¿Estás de coña? - Castiel lanzó su cigarrillo al suelo.

-Vamos Castiel, tienes que hacer el reto.

-Si Castiel...-Rosalya le sonrió.

-Vamos tabla. Acabemos de una vez.-Sucrette negó con la cabeza.

Era todo lo que él rubio necesitó para decir algo.

-Aquí nadie besa a Sucrette... S-Sin que ella quiera...

-¿Quien no va a querer besarme? -Castiel sonrió con malicia.

-Yo.-Sucrette habló.

Nathaniel suspiró aliviado.

Al ver la expresión del rubio, Castiel pensó un plan.

-Le doy mi lugar al rubio.

-¿Qué?- el rubio volteó a ver a Sucrette. Esta bajó la mirada.

-Que tu beses a la tabla.

-No...un reto es un reto.-Al escuchar eso de Sucrette, algo en Nathaniel dolió mucho.

Rosalya abrió los ojos como platos. Sucrette era un idiota... La mataría más tarde.

-Besala de una maldita vez para continuar el juego. - Nathaniel bufó.

-Bien... - El pelirrojo se acercó a Sucrette.- idiota.

La besó con agresividad, no se veía nada romántico. En un momento de descuido intentó meter su lengua en la boca de Sucrette pero enseguida ella se alejó y se limpió con su brazo.

Por auto reflejo volteó al lugar de Nathaniel, él ya no estaba. Sintió su corazón estrujarse. Lo había jodido ¿verdad?

Castiel giró la botella y quedó en Sucrette.

-Verdad o reto.

-verdad-La chica aun estaba intentando controlar su pulso.

-¿Por qué eres tan idiota?

Todos volvieron a guardar silencio.

-...

-¿Por qué eres tan idiota de lastimar a alguien que sufre tanto como el puto delegado?

Todos los presentes seguían en silencio, aun con la gran fiesta a su alrededor, nadie se atrevía a hacer o decir algo.

-Cas...

-¡Nada!- En ese momento todos se dieron cuenta que Castiel había seguido tomando. -Eres una completa idiota, te ofrecí al delegado en bandeja de plata y lo rechazas como una idiota, él ya sufre mucho, mierda hasta yo lo hago sufrir... El idiota de su padre...

-Castiel ya, dejala en paz- Armin sujetó al chico del brazo, pero este se zafó.

-Como sea.

El pelirrojo se alejó a paso rápido.

Todos se levantaron y se alejaron sin decir nada.

Solo se quedaron Sucrette, Alexy y Rosalya.

-¿Que te pasó por la maldita cabeza para preferir besar a Castiel sobre el chico por el que babeas?- le reclamó la peliblanca.

-Y-Yo... No se... Pensé que... Le daría celos.

-Lo que hiciste fue romperle en corazón - Alexy se levantó. -Iré a buscarlo.