13.- Escape

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Una vez cerrado el plan Nathaniel regresó a su casa.

Saludó a sus padres.

-Quitate esa ropa barata y ponte algo decente.- el señor hizo una mueca al ver lo que su hijo llevaba puesto.

Era ropa de Armin.

La verdad no estaba mal.

-S-Si.

El joven subió a su recámara y se cambió.

Guardó todo lo de la escuela en una maleta. Varios libros y su laptop en otra. Y en la última maleta metió toda la ropa que cupo.

Buscó abajo de su cama y sacó una caja de madera, la abrió. Ahí había bastante dinero como para estar bien una semana al menos.

Algo bueno de su padre, le enseñó a administrar el dinero.

Tomó un cuadro donde estaba Amber con él en la playa y también lo guardo.

Otra cosa buena de su padre, cuida y trata bien a Amber.

Escondió las maletas bajo su cama.

Bajó a cenar.

-Hoy hay lasagna.- el joven asintió a su madre mientras ponía la mesa. Se fijó en poner todo exactamente como se debía.

Su familia se sentó y sirvió la cena.

Empezaron a cenar.

-Hijo... Mañana te llevaré por ropa, también a ti, Amber.

La rubia dio saltitos.

-G-Gracias padre.

Otra cosa buena de su padre. Nunca les había dejado pasar carencias, en nada. Se podría decir que hasta lo cuidaba ¿no?

Terminaron de cenar.

Nathaniel limpió todo y subió a su recamara.

Antes de que sacara una maleta, tocaron a su puerta.

-¿Que deseas... Padre?

-¿Faltaste al instituto?

-N-No... Pero...Solo trabajé en la sala de delegados.

-Si me entero en la próxima reunión que tienes una falta. Te va a ir muy mal.

-Si...

Su padre salió dando un portazo.

El celular del rubio empezó a sonar.

Castiel - Estamos en posición.

-Voy.

Se guardó el celular. Acercó sus maletas a la ventana y abrió.

Era una caída de 3 metros.

Vio como Kentin, Castiel y Lysandro le hacían señas para que lanzara sus maletas. Las lanzo una por una y los chicos las atraparon sin problemas.

Armin apareció con una escalera y la recargó en la pared, llegaba bien a su ventana.
Volteó a ver la puerta de su recámara... Su padre no era tan malo al final... Tal vez si era un mejor hijo todo mejoraría. Se alejó de la ventana. No, no podía dejar a su familia, ellos al final lo querían ¿no?

Se acercó a la ventana y la cerró.

Una desconcertada Sucrette salió de entre los arbustos.

-¿Se dieron cuenta? -Preguntó asustada.

-No lo se... Espero que no- Castiel sacó su celular.

-¿Todo bien?
√√

Mierda... Algo malo seguro había pasado.

-Lysandro, tú y Kentin lleven las maletas a casa de Sucrette.

Los chicos asintieron y se alejaron.

La tía de la chica había ofrecido su casa como refugio para el rubio cuando ella le contó todo.

La señora no podía creer lo que pasaba el pobre de Nathaniel.

Esperaron 15 minutos, pero no había señal del rubio.

El rubio estaba en su cama pensando que les diría a sus amigos mañana.

No había pensado bien antes de actuar.

Maldita sea... ¿Como no pensó bien antes?

Era una completa estupidez saltar por la ventana y esperar que todo se arreglara.

Salió de su recamara y se dirigió a la de su hermana, necesitaba hablar con alguien y sus amigos no eran opción... Seguramente después de eso ya no tendría amigos.

-Pase.

Abrió la puerta y vio a su hermana des maquillándose.

-Nath... -La rubia bajó la mirada. La culpa le comía por no haber salido ayer.-¿Adonde fuiste ayer?

-Con Armin.

-Aunque me cueste admitirlo... Esos raritos son buenos amigos.

Nathaniel rió nervioso.

-¿Me dirás por que no saliste ayer?

La chica se giró a verlo.

-Mi padre me dijo que eras hombre y tenías que hacer esas cosas por ti... Me lo prohibió y yo... Dios... Tengo tanto miedo.

Nathaniel se acercó a su gemela y la abrazó. No podía dejarla con esa bestia así como así.

-No te preocupes, yo te cuido.

-Ay Nath... Si me dieran a elegir cualquier cosa en la vida... Elegiría que salieras de esta maldita casa. A mi no me haría nada, pero tú... se aprovecha de tu bondad...

El chico se sentó en la cama de su hermana.

-¿Bondad? Hoy mismo pensé en dejarte. Lancé mis cosas por la ventana y mis amigos me esperan bajo ella.

Amber abrió los ojos sorprendida.

-¿Y que haces aquí?

-No iré... Es una tontería. Me esforzaré más y...

-Nathaniel, no puedes ser tan tonto.-Ahora Nathaniel vio a su hermana sorprendido.-Te están ayudando. Están haciendo lo que yo no puedo. Nathaniel... Si tienes una razón para ser feliz, vete ya.

El rubio pensó unos segundos.

-¿Estarás bien?

-Si, ya vete- El rubio salió y la chica cerró con pasador su puerta. No sabría como se pondría su padre al ver que no estaba Nathaniel.

El rubio caminó por el pasillo.

-¿Visita a tu hermana?- Nathaniel sonrió a su padre. Se sentía menos nervioso.

-Si, nos hacia falta hablar.

-Te escuchas más seguro de ti...

-Si. Bueno ¿no?

-Solo si aun me sigues teniendo miedo.-El padre se acercó a su hijo.-Vete a dormir antes de que me moleste.

El rubio entró a su habitación lo más rápido que pudo.

Suspiró.

Sacó su celular.

Tenía muchos mensajes de Castiel.

-Salgo ahora, todo bien.

Puso el pasador a su puerta. Se dirigió a la ventana y la abrió. En seguida vio a Castiel y Armin, a su lado estaba la única razón que Nathaniel tenía para querer estar bien.

Ahí estaba con ojos llorosos la persona más bella que había conocido.

Le sonrió mientras Armin colocaba de nuevo la escalera. Salió. Se acomodó en la escalera, cerró la ventana y echó un ultimo vistazo a su recamara, volteó a ver a Sucrette.

Sonreía con ojos de ilusión. Su sonrisa lo volvió loco desde la primera vez que la vio.

Le sonrió y bajó.

Mi Delegado [Cdm Nathaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora