Capítulo XV. Doma.

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Ya sabéis, dadle play cuando os diga.

Es aconsejable leer este capítulo dentro de una bañera con hielo o dentro del congelador, con el 112 marcado y una bombona de oxígeno al lado.
Haced unos ejercicios de respiración y parad si hace falta, no quiero muertes por infartos de miocardio bajo mi conciencia

Tras esta no-exagerada advertencia,
os doy paso a la lectura.
Enjoy.

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Quería llevarla a cenar y darle una vuelta por Barcelona para que se familiarizase con la ciudad y conociese los rincones más bonitos, pero me quedé con las ganas porque dijo que me tenía preparada otra sorpresa.

Después de comer, cada una se fue a echarse la siesta porque estábamos reventadas y horas más tarde fuimos al sex shop. Al salir de la tienda, me pidió conducir y modificó el GPS, sin dejarme ver cual era el destino.

- ¿Tienes miedo de que conduzca tu coche? - me preguntó avanzando a toda velocidad por la autovía, mirándome fugazmente.

- Lo primero, nunca te he visto conducir. Y lo segundo, porque no te sabes la cuidad - intenté parecer más relajada -. Pero ya veo que te desenvuelves bien.

- Claro, ¿qué te piensas? Soy una Lamborghini. Conduzco tan bien como monto a caballo.

- ¿Cuándo aprendiste?

- A montar a caballo a los 6 años, a conducir a los 15 años. Mi padre me alquilaba circuitos durante horas para que pudiera aprender a mi manera. A la gente le enseñan lo justo de conducir, lo justo de cabalgar... Lo justo de todo. A mi me gusta ir más allá.

- Wow, eso está muy bien - la miré mientras conducía, concentrada en la carretera.

*Tome la próxima salida* - dijo la voz del GPS.

- ¿Me llevas a Stiges? - le pregunté viendo el cartel.

- Puede ser. ¿Confías en mi?

- Claro. Sino, no te hubiese dejado mi coche.

- Pues relájate - me dijo poniendo la mano en mi muslo -. Ya en nada llegamos. ¿Tienes una bolsa donde meter la bolsa del sex shop para que no se vea lo que es?

- Mmmm... - metí la mano debajo del asiento y encontré una bolsa grande verde -. ¿Te vale?

- Es un poco fea - dijo poniendo una mueca y yo me reí.

- También tengo la mochila de Andrés en el maletero.

Me miró y se quedó pensativa por un momento.

- Va bene - dijo asintiendo, así que me lo tomé como su aprovación.

- Debería aprender italiano.

- ¿Para qué? - se interesó sonriendo.

- Para saber qué dices mientras follamos.

- La mayoría son insultos - confesó y nos reímos.

- Guay, me dejas más tranquila.

Elettra callejeó ignorando al GPS, que se estaba volviendo loco, y paró el coche en frente de un edificio de lujo bastante alto.

*Ha llegado a su destino*

'Hotel Calipolis' - leí en grande en la fachada del edificio.

- Oh, vamos, Elettra, no me jodas - le intenté replicar, pero ella salió del coche, cogió la mochila del maletero y me la dio.

Domadora {Blumettra} AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora