La misma bolsa que dejé en la habitación de Alexandra con su regalo, me la encontré a los pies de mi puerta cuando la abrí.
Sabía que ella no era de regalos pero tampoco tenía que despreciármelo de aquella manera y más después de aquella noche y la tarde anterior en la que nos sinceramos y medio establecimos quedarnos juntas.
Empecé a escuchar un sonido muy familiar conforme me iba acercando a su habitación y, cuando me pegué a su puerta, me hirvió la sangre nada más reconocerlo.
Gemidos.
Si ahora mismo me viese la cara que puse al abrir la puerta, me estaría riendo dos horas, pero en ese momento no me hizo ni pizca de gracia.
Alexandra estaba con la cabeza metida entre las piernas de Carla Lladó, la veterinaria de los fines de semana, y así siguieron como si no me hubiesen visto, hasta que entré y cerré de un portazo detrás mío. Ahí fue cuando me miraron.
- Aléjate - le ordené a Alexandra empujándole fuera de la cama -. ¡Qué te alejes! - se resistió vacilándome pero logré que se pusiera de pie lejos de la cama.
- ¿Vas a permitir que la deje a medias? - me preguntó la rubia con una sonrisa de oreja a oreja.
- Que te follen.
- Estábamos en ello - respondió la otra veterinaria mientras se levantaba y se vestía.
¿Por qué esa actitud de mierda? Me cabreaban aún más. Miré a Carla con rabia, la cogí del brazo cuando terminó de vestirse y la eché de la habitación cerrando la puerta con llave.
- Lo primero es que a eso no se le puede llamar follar.
- ¿No? Lo estaba haciendo muy bien - se levantó y se acercó a mi, que seguía en la entrada con la puerta a mis espaldas.
- Si me quieres hablar, lávate primero la boca.
- ¿Tú te la lavaste ayer después de estar con Alyson?
- Yo no le comí el coño a nadie.
- Pero si que le comiste bien la boca a ella - dio un paso más hacia delante, rozando con sus dedos del pie la punta de mis sandalias -. Y, como lo niegues, te voy a meter por el culo una de las cien mil revistas que hay por ahí con vuestras puñeteras fotos.
- O sea, que es por eso.
- Sí, ¿te piensas que me iba a quedar con los brazos cruzados?
- ¿Y tú te piensas que sería capaz de hacerte algo así después de todo? - hubo un silencio ensordecedor y su mirada me miraba confundida -. ¿De verdad no pensabas que tenía que darte ninguna explicación? ¿Qué todo era tan simple y que soy una cabrona?
- No lo sé - y quizá hubiese sido mejor que no hubiese respondido nada porque aquello me entristeció.
- Vístete y ven conmigo, voy a hablar con Alyson.
***
Tuvimos que preguntar a María dónde se encontraba la norteamericana y nos dijo, de mala gana como siempre, que se encontraba dando un paseo a caballo, así que la esperamos a la entrada de las cuadras, hasta que la vimos aparecer con muy mala cara. Normal, después de la cogorza de ayer.
- ¿A quién se le ocurre montar a caballo después de ponerse como una cuba anoche? - pregunté por lo bajo, más para mí misma que para otra persona.
- ¿Os emborrachasteis ayer? - preguntó la rubia.
- Ella - y conforme se acercaba, cogí aire para no cruzarle la cara de una hostia en ese momento -. Allá vamos.
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Domadora {Blumettra} AU
FanfictionCon pasión se gana cualquier guerra. Novela erótica. "Cada lector o lectora puede elegir con qué detalles quedarse. Sobre todo, espero que el libro le haga pasar un buen rato, y que durante el tiempo que dure la lectura no lo pueda soltar de las m...