No estás solo.

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17.

-Harry, ¿quieres jugar veo-veo?

Preguntó Phoebe entretenida mientras hacía bailar a su muñeca, Mandy, regalo de navidad de parte mía, Gemma y mamá.

-Lo siento, cielo pero estoy muy cansado. ¿Qué te parece si vemos televisión en mi habitación con Louis?

-Genial.

Cargué a Phoebe escaleras arriba y nos encontramos con su hermano durmiendo plácidamente. En mi cama.

-Yo creo que no deberíamos despertarlo, vamos a su cama y veamos televisión desde ahí, ¿qué quieres ver?

-Algo divertido.

Encontramos algo parecido a un canal educativo al parecer, la pequeña se estaba divirtiendo así que no le hice caso y fui cerrando mis ojos lentamente hasta caer en la cuenta de que estaba dormido.

-Harry, es tarde, opino que deberíamos llevar a Phoebe a su cuarto además hace frío así que supongo que me dejarás acurrucarme contigo.

Susurró despertándome, aproximadamente eran las dos de la madrugada. Mierda, estaba muy cansado. Cargué a Phoebe en brazos tratando de que no despertara, crucé el oscuro pasillo en puntas de pies para no despertar a nadie y me encargué de que la pequeña estuviera cómoda y bien arropada.

-Serás un buen padre.

Me resalté al oír a Louis detrás mío.

-Me asustaste.

Caminé hasta nuestra habitación ignorando su presencia, no estaba de malas ni nada, sólo necesitaba dormir. Me despojé de mis pantalones y me tiré sobre la cama, joder, que cómodo.

Louis repitió mi acción y me abrazó por la cintura, colocando su mentón sobre mi hombro y una sonrisa se escapó de mis labios.

-Nada de juegos, hay que dormir, es demasiado tarde.

-Me gusta que seas tan responsable, te quiero.

-Y yo.

Desperté enredado en sus brazos y en verdad me gustaba estar así con él. Lo quería. Y mucho. Más de lo normal.

-Buen día, príncipe.

Besó suave y lentamente mi mejilla mientras yo mantenía los ojos cerrados. Una descarga me recorrió de pies a cabeza y fue una de las mejores sensaciones que pude tener en la vida.

-Buen día.

Me di la vuelta y le dediqué una sonrisa con toda la sinceridad del mundo. Nuestras miradas quedaron conectadas por un largo tiempo, y sí que estuvieron. Hubiese deseado quedarme así por el resto de mi vida. Tomé su mano izquierda mientras él, con la derecha, quitaba los rulos y acariciaba mi frente.

Pero por siempre no se podía ser feliz.

Mamá interrumpió aquel momento entrando con un celular en mano, lágrimas en sus ojos y el maquillaje corrido.

-Harry, Harry.

Dijo entre sollozos, Louis se apartó inmediatamente de la cama para darle paso a mi madre que me extendía mi celular.

-¿Sí?

Y el resto comenzó a suceder en cámara lenta, mamá trataba de consolarme al igual que Louis pero lo único que podía hacer era llorar y romper todo a mi paso. Mi culpa, todo era mi jodida culpa.

En un rato, la habitación se había llenado con el resto de las integrantes de la casa. No lo podía creer, Adam ya no estaba, y yo cargaría con esta mierda por el resto de mi vida.

They just fell in love » Larry Stylinson - 1ra parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora