El asesinato.

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Truenos, era lo único que resplandecía en aquella noche. Las calles mojadas, era lo único que tenía bajo mis pies. Tus ojos eran los únicos que se asomaban en mi mente y como ellos me dejaron en el frío refugio de la soledad. Las luces de mi alcoba brillan y se mueven en una perfecta armonía al sonar de mi corazón, podía sentir como nuestros latidos se combinaban y se hacían uno, las luces cambiaban de color y se impregnaban de la atmósfera.

Confiaba plenamente, confiaba ciegamente en tus palabras y caricias hasta que me dejaste caer. Mi alcoba se sentía fría, vacía. Las luces estaban apagadas, la condición humana conocida como ira se apoderaba de mi, era una bestia, un animal listo para atacar. Mis ojos desorbitados e iracundos no se calmaban, la sangre caliente recorría mis venas y llenaba cada zona de mi cuerpo, cuantos pensamientos indebidos pasaron por mi cabeza y cuantos escapes idee en ese momento, pero aun que los hubiese perpetuado, la alcoba seguiría vacia.

La alcoba era mas fría aun, aquellas hermosas luces se quemaron una a una, era irónico porque se quemaban a un ritmo nuevamente, pero en este caso al ritmo de mis lagrimas. El fuerte viento arranco el techo como tu arrancaste mis ilusiones, la lluvia penetro en mi cuerpo y mi alma, ahogándome y haciéndome flotar en mis propias frustraciones.

Me duele ver como pasan los transeúntes a mi lado, me duele que nadie oiga a aquel ser dentro de mi que busca salvacion. Los errores que cometí me hicieron quedar encerrado. No hay peor cárcel que estar encerrado en lo mas recóndito de aquel corazón que siempre escuchaste, no hay peor castigo que yacer en el olvido de aquellos brazos que alguna vez tocaste, no hay peor sufrimiento que ver, a esos labios que alguna vez besaste, negarte y pedir que te alejaras. Soy un convicto que era adicto a tu amor y a tus palabras, soy un convicto condenado a llenarse de personas que están vacías y que no tienen sentimiento alguno por tu persona. Soy un hombre condenado a vivir bajo la sombra de tu cuerpo, a vivir en las calles de recuerdos que logramos construir.

Las sirenas de los carros policiales suenan en el patio de mi casa, está hecho, lo sé. No queda mas que huir de esta inmunda realidad en la que estas y a la vez no, en la que te perdí y que me olvidaste. Prefiero volverme uno con las nubes y traer la lluvia, esa lluvia purificadora que logró que me redimiera por dentro, a otras almas perdidas como yo. Quiero que en el fondo de mi alma sepas que te amo desesperadamente pero que mi mundo ya no puede contigo.

Aquella noche de tormentos había acabado para mi, aquella mujer que alguna vez ame la había asesinado, la asesine de mis pensamientos, ella ya no seria parte de mi vida y yo no seria parte de la suya. Ahora, solo seria un recipiente vació el cual espera por alguna pequeña luz que lo volviese a llenar.

Compilación de historias cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora