Salimos del edificio y Mateo tomó su teléfono.
-¿Qué haces?- Pregunto.
-Llamaré a Alex para que venga por nosotros.- Responde con su celular al oído.
-¿Alex?
-Si, es mi mejor amigo, te llevaría en el auto de mamá pero como te dije, cuando vino a dejar las palomitas para la película, me pidió las llaves y se fue.
-Deberíamos tomar el autobús.
-¿Qué dices? No es molestia para Alex, enserio, sólo espera a que responda mis llamadas.
-Dame eso.- Digo quitando el celular de su oreja. -Cerca hay una parada, podemos ir ahí.
-Pero... Maddie, Alex...
-Vamos, adoro los autobuses, hay muchas personitas extrañas y me gusta conocerlas o sonreírles sólo porque si, es una satisfacción muy grande. Algunos son muy amables y eso le alegra el día a cualquiera.
-Como quieras...- Responde extrañado.
Caminamos a la parada y en menos de 20 minutos el autobús ya había llegado.
Subimos rápidamente, pero el chofer comenzó a conducir apenas dimos un paso dentro, lo cuál no fue problema para Mateo, pues se sostuvo del gran largo pasamanos que se encontraba en la parte superior del autobús. Traté de hacer lo mismo pero por más que lo intenté nunca conseguí alcanzar el tubo, así que sostuve a Mateo de la mano como si fuera una niña pequeña.
Yo no tenía idea a que lugar nos dirigíamos así que Mateo se encargó de decidir en qué lugar bajar.
Llegamos a una linda plaza pero al parecer ese no era el lugar al que Mateo quería llegar, entonces seguimos caminando unos minutos más.
Entramos a un gran lugar, muy pintoresco y lindo, silencioso y bastante tranquilo.
Mateo me había llevado a una biblioteca.
-Esta es una de las bibliotecas más populares de aquí, la verdad aún no termino de entender si es una biblioteca o una librería, o ambas; hay sofás para leer y una cafetería lo cual no te recomiendo; pero también puedes comprar libros y llevarlos. Sé lo mucho que te gusta leer, y pues, puedes tomar los libros que desees, ten esta tarjeta, puedes pagar, no te apures, yo también leeré algo por allá.- Dice apuntando un estante lleno de libros cerca de un sofá individual con una mesita por un lado.
Sonrío y no logro ocultar mi felicidad. Sin duda este día quedaría marcado como uno de los mejores.
No lograba decidirme, Mateo dijo que tomara los libros que quisiera pero no seré de esas chicas que abusan del dinero de su ¿amigo?... Tomaré uno o dos libros, será difícil pero veremos cómo me va.
Pasé horas leyendo títulos y sinopsis, tocando las texturas de los libros y apreciando sus portadas, varias veces me acerqué con una empleada de ese lugar para preguntar sobre algunos autores, creo que la molesté tantas veces que hasta se aprendió el nombre de Mateo al ver la tarjeta de crédito una gran cantidad de veces.
Finalmente me decidí, después de horas de buscar, dos libros, me llamó bastante la atención su portada y claro, su sinopsis.
Busqué a Mateo, estaba leyendo un libro en el mismo sillón en el que lo vi hace unas horas, tenía a su lado dos tazas de café; yo ni siquiera hubiera soportado un trago de cafeína.
-¿Dos libros? ¿Tantas horas para dos libros Maddison? Eres extraña... Además, tienes una tarjeta de crédito en tu mano, y te dije que podías tomar lo que quisieras, antes de irnos preguntaré de nuevo, ¿Sólo dos?- Dice señalando los libros en mis manos.
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Amor de destellos...
Teen FictionMaddison Brooklyn. 13 años, nueva ciudad, nueva escuela, nuevos amigos y sobre todo, nuevos cambios. ¿Alguna vez has tenido que mudarte por razones del trabajo de tus padres? Si, puede parecer horrible y nefasto tener que hacer nuevos amigos y dejar...