Amor de destellos...

Capítulo 8- La azotea

Tomé camino hacia el parque. Ya era un poco tarde así que comencé a caminar un poco más rápido.

Llegué, 8:48 en mi celular.
Probablemente mamá me mataría al llegar a casa pero no me iría sin una última fotografía.

No podía creer que casi eran las 9:00 pm, el tiempo se fue casi volando estando en aquel edificio abandonado.

Al principio fotografié toda la vista que se podía apreciar desde donde yo estaba.
Después me acerqué a un cerco que restringía el paso a un montón de escaleras que la verdad no tenía idea de a donde se dirigían, parecían infinitas y estaban mal acomodadas, con ramas entre medio que hacían que no pudieras caminar bien, perfectas para una bonita sesión.

Busqué con la mirada a alguien que me pudiera decir por qué razón estas escaleras estaban cerradas.

En definitiva, no había nadie que me pudiera ayudar, además estaba oscuro y no alcanzaba a ver completamente.

Sólo me quedaba pararme de puntitas para ver qué podía fotografiar a través del cerco. Mi altura no ayudaba pero no había nada en donde me pudiera parar para ver mejor.

Alcé mis brazos e intenté presionar el botón de la cámara, pero con mi pulso, supuse que estarían saliendo muy mal.

Unas manos en mi cintura me levantaron para que pudiera ver mejor.
Fue de gran ayuda hasta qué... ¿Manos? ¿Cintura?
Me quedo helada. No sabía qué hacer o cómo reaccionar así que comienzo a mover mis piernas tratando de darle una patada a este acosador.

Una risa conocida.
Una voz conocida.

Me doy media vuelta y...

¿Mateo?

-¡¡Hola!!, ¿qué estás haciendo aquí? Por Dios, me asustaste. -Digo sorprendida pero riendo.

La verdad ya era algo tarde, no era la hora en la que él dijo que venía al parque.

-Primero, auch por la patada, segundo, ¿qué haces tú aquí tan tarde? tercero, yo ya me iba, en mi defensa, estaba saliendo del parque cuando te vi llegar y no te dejaría sola aquí a esta hora.- Dice hablando con ciertas pausas.

-Yo sólo vine buscando mejores fotografías.- Respondo simple.

-¿A esta hora?- Dice alzando las cejas.

-Es que... estaba un poco ocupada...- Aún no sabía si decirle lo del edificio abandonado.

-Maddison.- Dice mirándome fijamente hablando con el mismo tono de mamá cuando sabe que miento.

-¡Es la verdad!- Digo alzando el tono de voz.

-Y esas "ocupaciones" ¿Implicaban un cementerio o algún lugar en donde estuviste escarbando?

-¿Qué? No, ¿de qué hablas?

-Mírate, estás llena de polvo.

-Ah, si, eso, debió haber sido el cerco, me recargué, ya sabes...

-¿Hasta tu cara?

-¿Esto qué es? ¿Un interrogatorio?- Digo rodando los ojos.

-De acuerdo, sólo déjame llevarte a casa.

-Está bien...- Digo asintiendo.

Comenzamos a caminar hacia casa y a medida que avanzábamos nos conocíamos más profundamente.

-Ayer olvidé completamente pedirte tu número del celular, si en algún momento se me ocurre llamarte, salir, no lo sé, deberías dármelo por si acaso...- Dice nervioso.