Despierto y con debilidad me levanto de la cama.
Tomo mi celular y me distraigo un rato en Twitter hasta que me percato de la hora. Otra vez se me hizo tarde.
Corro al baño a lavarme la cara y a maquillar un poco mis ojeras, me aplico bálsamo labial y me hago una cola de caballo alta. Estaba haciendo todo muy rápido, no quería llegar tarde.
Corro hacia la habitación de Austin y comienzo a tocar muy fuerte su puerta.
-Austin es tarde, sal ya.- Grito mientras observo la hora en mi celular.- Maldita sea Austin llegaré tarde.- Hablo cada vez más furiosa.
-Ya estoy listo, eres tan repugnante cuando te estresas.- Dice saliendo de su habitación.
-Es que de verdad es tarde, vámonos.- Digo bajando las escaleras.
-¿Así?- Pregunta señalando mi cuerpo y comienza a reír.
Diablos, seguía en pijama.
Lanzo mi mochila al suelo y vuelvo a mi habitación.
Tomo los primeros jeans que encuentro y me los pongo, seguido de una blusa tres cuartos color negro y mis converse blancos.
Salgo de mi habitación corriendo y busco a mi hermano. No está.
-¡¡MATEOOO!!- Grito con todas mis fuerzas.
Mamá sale de su cuarto.
-Cariño, Mateo no está aquí, pero Austin está en el auto.- Dice observándome con ternura.
Me sonrojo.
-Gracias mamá, te veo más tarde, te amo, adiós.- Hablo rápido y corro muy rápido hacia auto.
Austin comienza a conducir con fuerza y enciende la radio lo cual aumenta mi desesperación.
Observo la hora y me controlo para no gritar.
-¡AUSTIN, ESTÁ MUY FUERTE!- Le grito a mi hermano que a propósito subía aún más el volumen.
Llegamos y me bajo del auto lo más rápido que puedo y corro a la escuela.
Gracias al cielo el profesor aún no había llegado pero los pasillos estaban totalmente vacíos, al entrar a clases puedo ver a todos dentro del aula observándome como si fuera una loca desquiciada, y no los culpo, estaba hecha un desastre este día.
Busco mi asiento y noto que una chica ya lo había ocupado.
Se notaba asustada, la entendía, este lugar era horrible y todos gritaban muy fuerte, en ella veía algo especial, me veía a mí en mi primer día, esa niña asustada que no conocía nada de Houston, nunca la había visto por lo que asumí que era nueva.
Tomo asiento detrás de ella, en el lugar de Dylan.
-Hola.- Comienzo intentando ser amable.
-Hola...- Responde esquivando mi mirada.
-¿Eres nueva? Oh... que estupidez, nunca te había visto así que es obvio que eres nueva, perdón si hablo mucho... ¿Cómo estás?- Digo sonriendo exageradamente.
La chica me mira aún más asustada.
-Soy mala socializando... ¿Se nota mucho?- Pregunto apenada.
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Amor de destellos...
Teen FictionMaddison Brooklyn. 13 años, nueva ciudad, nueva escuela, nuevos amigos y sobre todo, nuevos cambios. ¿Alguna vez has tenido que mudarte por razones del trabajo de tus padres? Si, puede parecer horrible y nefasto tener que hacer nuevos amigos y dejar...