El domingo, Edrick pasó dormido prácticamente todo el día, la fiebre había mejorado y el malestar también. Sophia aprovechó para hacer ejercicio, el día, como el anterior, continuaba lluvioso, ventoso y muy frío. Acercándose a las 18 horas, subió a la habitación después de dos horas de arduo entrenamiento, pero antes, le pidió a Grace que preparan un consomé de mariscos y frutas picadas, para llevarle a su esposo.
Se dio una rápida ducha, se cambió a una pijama larga con su camisola a juego y, por último, se roció Body Splash. La nana llamó a la puerta más tarde, traía el consomé listo y caliente, agradecida lo tomó y luego de despedirla, se dirigió a la cama a despertar a Edrick, quien bastante somnoliento, se despertó casi al instante.
—Le pedí a Grace que te preparara unas frutas y un consomé, no has comido nada desde la mañana y no es bueno que duermas con el estómago vacío—murmuró ella en voz baja.
Él la observo directamente a los ojos, era imposible dejar de hacerlo, se preocupaba tanto por su salud, que era difícil creer que pudiera estar fingiendo tanta atención.
—Gracias, huele muy bien y creo que ya tengo apetito.
—Eso está muy bien, cuando los enfermos tienen hambre, es una buena señal— dijo Sophia sonriente.
—Tienes una sonrisa preciosa—susurró él sin pensarlo, cautivado por esos dos hoyuelos que se formaban en sus tiernas mejillas.
¡Carajo! ¿Ahora no podía ni controlar lo que salía de su boca? —se preguntó aturdido.
—Gracias—contestó sonrojada y con la mirada llena de brillo— ¿Necesitas ayuda o comes solo?
—Esta vez puedo solo, gracias.
—¿Quieres que te prepare otro baño?
—Sí, por favor, sudé mucho hoy.
—Está bien.
Cuando Sophia salió del baño, Edrick casi había arrasado con todo, su voraz apetito estaba volviendo a la normalidad.
—Ya está listo— anunció contenta de notar su mejoría.
—Sí, voy, gracias—respondió apenado, por recibir tantas atenciones.
Se levantó de la cama y se dirigió al tocador, Sophia tomó la charola con los platos para llevarlos abajo y aprovechar de comer, no quería quedarse a ver lo sexi que era su esposo cuando salía de la ducha. Después de cenar, regresó a la habitación y lo encontró en la cama, trabajando con la laptop.
Edrick Paltrow, estaba de vuelta— pensó.
—¿Cómo te sientes?
—Mucho mejor que en la mañana y que ayer.
—Sí, eso parece, déjame ver que no tengas fiebre—se acercó despacio y tocó su frente, él levantó su mirada y se encontró con la de ella, los dos comenzaron a sentirse nerviosos.
—Todavía estás un poco irritado— diagnosticó, abrió la mesita de noche, sacó una píldora, sirvió un vaso con agua y se lo pasó — tómate esto para que termine de salirte la temperatura.
—Gracias, de verdad, Sophia, gracias por todo esto, por...cuidarme.
—No es nada—expresó ella con una media sonrisa y encogiéndose de hombros, para luego dirigirse al baño.
Se cepilló los dientes, se puso cremas hidratantes para el cutis y se peinó el cabello. Trató de demorarse lo más posible, por alguna extraña razón, esa noche, se sentía ansiosa, mucho más que en otras ocasiones, sus mejillas estaban enrojecidas y no tenía idea del porqué ¿estaría volviéndose loca? Se preguntó, al ver su reflejo en el espejo. Al volver a la habitación y justo cuando levantaba el edredón para meterse a la cama, su esposo habló.
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UNIDOS POR CONTRATO
RomanceEdrick Paltrow, un atractivo y orgulloso multimillonario, es el joven presidente de Paltrow's Bank, un prestigioso banco internacional. Sin embargo, una tradición familiar lo obliga a casarse o perderá su puesto. Ahora, Edrick debe elegir entre el p...