9. Nuevas emociones

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Capítulo nueve.

Fue casi inviable que me concentrara durante la última semana de clases.

Ya no tenía tiempo para esconderlo.

Lo miraba y lo miraba mientras hablaba en frente de la clase y juro tenía las intenciones de disimularlo pero simplemente no pude. Pude haberme sentido peor cada vez que se giraba sobre su espalda para escribir algo en el pizarrón y me di cuenta de que por más que intentara mirar a las palabras escritas, lo miraba a él.

Todo acerca de él era mi mayor problema de concentración. El traje, las mangas enrolladas, los cristales color miel, la voz, los lunares, la mandíbula... la piel ansiosa por poner a prueba mi atención.

Todo me superaba. Me quedé esperando su mirada cuando se giraba pero no lo hacía, era como si yo no estuviera ahí.

— Profesor — Allison llamó a mi lado y mi espalda se puso rígida como una lámina de acero.

Él puso su atención en el caso de inmediato y fue a su escritorio para atenderla, me quedé escribiendo en mi libreta fingiendo naturalidad. — Acerca de la evidencia, ¿no es cierto que Winston encontró una fotografía? — ella preguntó.

Frunzo el ceño y levanto la mirada cuando su pregunta llama mi atención y miro su libreta. — ¿Y que pone allí? — pregunté yo.

— Un video. — Allison dijo

El señor Stilinski asintió — Si, señorita Argent. Tiene razón, fue una fotografía.

— Ah, vale vale. Tengo que corregirlo, gracias. — dijo ella rápidamente sacando la goma de borrar.

Él se fue sin mirarme, pero rodea la mesa y pasa a mi lado para ir revisando el trabajo de todos los demás. Se me pone la puta piel de gallina.

He ido a su escritorio dos veces ya, solo para preguntarle cosas ridículas, la mera excusa era para verlo y hablar con él. Pero él sólo respondía con monosílabos y mi pecho estuvo a punto de explotar mil veces para nada.

"Si, señorita Martin." "No, señorita Martin" "Así es, señorita Martin."

La frustración crecía. Y mis intentos por obtener una reacción fueron un fracaso.

— Señorita Martin. — él me llamó en algún momento de la clase para entregarme la calificación de la última guía que hicimos durante clase como estaba haciendo con todos.

Fui a su escritorio una vez más con el corazón en la boca y las manos temblorosas. Me miró de reojo con desgana y entregó una hoja en mi dirección, ni siquiera me deja llegar hasta el escritorio por completo.

— Erica Reyes — llama a la siguiente quitando sus ojos de mi y me quedo ahí, sin saber que hacer.

Me giro sobre mis talones para volver a mi asiento y sentir el vacío en el pecho que me obliga a suspirar.

A veces no tengo ninguna respuesta para mis reacciones, quiero saber de dónde vienen mis temblores. Quiero saber cuándo se detendrá mi sudor, ¿cuándo terminará mi corazón de latir furioso? ¿Cuándo respiraré normalmente estando cerca de él?

Esta es la línea que más me frustra, no saberlo. No ser capaz de vencerlo, de dejar de pensar demasiado y exagerar.

Sé que se da cuenta cada vez que tiemblo, cada vez que tartamudeo, los múltiples efectos que tiene sobre mí porque sé que se están mostrando. Finjo que no, pero soy consciente de que soy transparente sin esfuerzo. Me doy cuenta cuando mi voz se quiebra y él también debe darse cuenta. Está dibujado en el color de mis ojos y él lo sabe ... pero no le importa.

Tuya - Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora