Tuya - Stydia

9. Guerra

Capítulo nueve.

No recibí ningún mensaje el fin de semana y esperaba no recibirlo nunca. Pero aún así el miedo seguía colgando por mi espalda.

El siguiente lunes evité el tema con Allison, quise simular que nunca había pasado, tal vez podría hacerlo desaparecer eventualmente. Tal vez solo querían molestarme. Decido que tengo que ignorarlo, al menos por hoy. Tal vez luego intente averiguar de quién se trataba.

He estado suficientemente paranoica estas últimas semanas para empezar a preocuparme por algo más.

Después de aquella noche del baile todo había mejorado. — excepto por los mensajes — Y quería que siguiera así, no quería arruinarlo. Por una vez en mi vida me sentía bien conmigo misma y con lo que pasaba en mi vida.

Y no dejaría que aquellos mensajes lo arruinaran.

El timbre me hizo sacudir esos pensamientos, todas las personas empezaron a dejar sus bolsos en el suelo y tomar asiento. Hice lo mismo esperando que la clase comenzara.

— Buenos días — escuché la voz de Stiles e instantáneamente mi corazón despertó con velocidad.

— Buenos días — respondimos todos al unísono.

— Saquen el libro en la página 250 — se da la vuelta para escribir algo en el pizarrón

Busqué mi libro e hice lo que él dijo. Leí las indicaciones del ejercicio y empecé a responder las preguntas que estaban ahí, tratándose del libro de texto que ya había leído.

Me gustaba mucho leer los libros antes de verlos en clase, me daba más seguridad y además nunca me molesta tener que leer algo nuevo. De hecho si pudiera leería un libro diferente todos los días.

Mi móvil vibra dentro de la mesa y frunzo el ceño, en un momento involuntario de asegurarme de que no fuera nada importante lo cojo pero me encuentro con un remitente desconocido.

De nuevo.

Diles lo que yo sé. Guerra avisada no mata soldado

¿Qué se supone que significa eso? ¿Era una amenaza?

Estaba saliéndose de mis manos y no sabía que hacer, pensé qué tal vez si lo ignoraba me dejaría en paz pero no fue así. Solo empeoro mi ansiedad.

Miré a Allison de reojo quien parecía estar ya observándome confundida. Relamo mis labios, miro el mensaje de texto de nuevo, pero bloqueo el móvil y lo dejo en el pupitre de nuevo casi en un apuro de pánico cuando me doy cuenta de que Stiles estaba mirándome discretamente pero no dijo nada al respecto.

Volví a concentrarme en la clase y en las preguntas.

Diles lo que yo sé.

¿A quienes? ¿Qué sabe? ¿Por qué está haciendo todo eso? ¿Quién demonios es?

El resto de la clase transcurrió con normalidad, pero yo estaba demasiado ansiosa por dentro para sentirlo así. Los siguientes ochenta minutos fueron de pura lectura y compresión verbal.

Mis pensamientos fueron a la noche del baile, donde Stiles tomó mis manos entre las suyas para ponerlas sobre su pecho y que notara como su corazón estaba latiendo tan rápido como el mío, provocando que el alma se me cayera a los pies. Todavía me dolía el pecho debido a la emoción y todas los sentimientos que no podía decir en voz alta.

Guerra avisada no mata soldado.

Pero no podía sentirme tranquila cuando aquellos mensajes tampoco pudieron salir de mi cabeza.