20. Mejor error

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Capítulo veinte.

No tenía la fuerza para entender lo que había pasado ahí dentro. Mi corazón aún estaba latiendo con tanta fuerza que todavía puedo escucharlo y para ser sincera, temía que él pudiera también. Habían pasado unos minutos de su declaración, la declaración que me había dejado completamente inestable

No podía hablar, la intensidad aumentaba cada vez más. Temía que, en algún momento pudiera perder el control de mi misma y simplemente desvanecerme.

— Déjame llevarte a casa — susurró en algún momento, cuando era obvio que todos estaban fuera del instituto.

Me vi en la posición en la que, si decía que no iba a volverme loca, pero si aceptaba también... así que no había un punto intermedio.

Salimos por lados diferentes para no ser vistos por personas particulares. Me sentía satisfecha, pero, si se me permite confesarlo: quería más. Aunque había algo que todavía no encajaba y no sabía qué era, mi actitud no fue por el mejor camino aquí y podría arrepentirme después. El sabor de sus labios aún se me había quedado impregnado y el olor fue aún más profundo... me gustaba tener un pedazo de su colonia en mí, a pesar de que era cosa de nada.

El camino fue silencioso, no me atreví a decir nada. Relamía mis labios con las ganas de sentir de nuevo el sabor de los suyos, me veía desordenada, apenas pude arreglar mi cabello con los dedos. Miré de reojo y vi su hermoso rostro de perfil conduciendo con la expresión seria y firme. Mi corazón dió un brinco, se humedece los labios y me pone la piel de gallina, los tenía rojos e hinchados, había destellos de mi labial en ellos.

Mis mejillas se calentaron, pensé en la reacción de su novia al ver eso.

¿Que pasará con ella después de esto? ¿Que pasará con nosotros? ¿O conmigo?

Él se detuvo justo donde yo siempre le digo que lo haga, sin llegar hasta la entrada de mi casa. Me giré para mirarlo — No quiero tener problemas con su madre — explicó y asentí con la cabeza.

Se me enfría la cabeza cuando escucho que su formalidad regresa. ¿Por qué?

Yo tampoco quería tener problemas con nadie, en realidad. No sabía qué hacer, no sabía cómo despedirme de él y eso me ponía muy tensa. Tenía muchas cosas que aclarar en mi cabeza, así que opté por algo más práctico, en lo que ordenaba mis salvajes pensamientos.

— Gracias por traerme — mi voz temblorosa — Nos vemos en clase.

Estaba por girarme y él se inclinó sobre mi asiento, deteniéndome, su mano fue hasta el seguro de la puerta y lo bloquea para luego hacerme girar hacia él 

Y una mierda.

— ¿Nos vemos? — cuestiona incrédulo, su voz dejándome de los nervios y mi respiración es errante, no sé qué demonios decirle.

Hasta que su dedo pulgar fue a mi cara girando mi rostro hacia él desde la barbilla, estampa sus labios contra los míos. Su boca se mueve suavemente, sus labios se sienten tan bien que me roba un suspiro, su mano descansaba con tranquilidad encima de mi pierna mientras dibujaba círculos pequeños en ella incrementando la tensión sexual que ya, para variar, había estado comiéndome viva desde el primer día.

Y esto solo lo hacía empeorar.

No puedo ni quiero separarme de él. Chupa mi labio y lo muerde ligeramente provocando un revoltijo agradable en mi pecho. Se separa de mi solo un par de centímetros

Tuya - Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora