1. El principito.

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¡La vida da muchas vueltas! Y si no que se lo pregunten a Light Yagami, que de un día a otro vio como toda la tranquilidad que sentía viviendo en Japón se hizo añicos cuando sus padres tuvieron un terrible accidente de tráfico.

Lo peor fue el tener que identificar los cadáveres en la morgue, asegurándole a la policía que realmente eran sus progenitores. No tuvieron compasión ninguna a la hora de bombardearlo a preguntas incómodas. Por ejemplo: si su padre bebía con frecuencia y por ello pudo haber sido el causante del accidente. Se sintió insultado ante aquello, guárdandose para sí mismo que efectivamente Soichiro Yagami no era precisamente un santo cuando se trataba de consumir alcohol. Pero ni él admitiría nunca eso, ni tenia ganas de imaginar de nuevo en su cabeza como había podido volcar el vehículo, llevándose al instante la vida de sus padres.

Y allí estaba, subido en una enorme limusina color negro brillante, con ventanas opacas hacia el exterior y sillones mullidos que dudaba que se usasen para algún fin diferente que sentarse durante el trayecto. Sin su familia, Light había quedado a la entera merced de los Lawliet. Multimillonarios neoyorquinos y personas cuyas vidas pertenecían al ámbito nocturno.

Se mirase por donde se mirase aquello tenia un doble sentido de la ostia, porque aparte de ser empresarios cuyos "dominios" abarcaban gran parte del mundo empresarial, también eran vampiros. Si, si. Vampiros. Putos chupa sangre o como se les quisiese llamar actualmente.

Todo el mundo era consciente de la existencia de estos seres. Incluso los licántropos paseaban a sus anchas por el mundo, sirviendo en su mayoría a los primeros. Light no sabia por qué; imaginaba que era alguna antigua guerra de clanes o razas que jamás llegaría a entender ni mucho menos a interesarle. Lo único que tenia en cuenta era su propia y miserable vida. Una vida que ahora pertenecía a una de las familias vampíricas con más influencia en el panorama social actual.

¿Y cómo había ocurrido esto? Fácil. El apellido Yagami también tenía su historia. Sus antepasados eran considerados como parte de la nobleza oriental, pasando de generación en generación y casi perdiéndose al cabo de los años. Los señores Yagami habían cuidado con celo y mimo a su hijo, asegurándose de que hacer un pacto de sangre con los Lawliet ayudaría a la hora de preservar el apellido de la familia, enlazando a su heredero cuando llegase la hora. Y la hora por desgracia había llegado.

Aquellos hombres se presentaron en su casa, justo cuando regresaba del funeral de sus padres. Por su apariencia bruta y aquellas miradas carmesí, supo de inmediato que había llegado la hora de asegurar el bienestar de su apellido. Cualquier mortal se sentiría halagado de que alguien con el apellido Lawliet lo acogiese en su hogar para convertirlo en una especie de compañero de sangre. Porque no serviría para otra cosa, y era consciente de que su vida corría un grave peligro. El problema residía en que Light era un poquito... orgulloso. Siempre había sentido un asco tremendo hacia los vampiros, negándose en rotundo a saber cosas sobre ellos. A pesar de que vivían en una sociedad que era casi controlada por aquellos seres inmortales, para Light no era un sueño el tener que abandonar Japón y trasladarse a Nueva York, donde no tenia ni la más remota idea de lo que le esperaba.

No tuvo opción, sin embargo. Esos hombres se encargaron de empaquetar con prisa algunas de sus cosas sin decir palabra, acompañándolo "amablemente" hacia el vehículo que lo llevaría a un helipuerto algo oculto rumbo a Nueva York. Ni que decir que el helicóptero era increíble, con una gran L color negro adornando las alas y un espacio algo más amplio que el de un helicóptero corriente. El lujo llevado hasta el extremo para sobrevolar parte del mundo.

No se sintió asombrado cuando llegaron a Nueva York. Estaba acostumbrado a viajar y tener una vida medianamente lujosa, a pesar de que a partir de ahora seguramente se convertiría en uno de los chicos de dieciocho años más ricos del mundo. Y eso le importaba lo mismo que una manzana podrida. Los lujos no iban a devolverle a sus padres, ni tampoco la vida que había abandonado en Japón.

Virgin Blood (+18) (AU Death Note L x Light / Vampiros / Licántropos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora