12. Juegos de cama.

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Cuando le pidió a su vampiro que dejase de ir a clubes nocturnos jamás pensó que se tomaría en serio sus palabras. Pero Lawliet estaba cumpliendo con aquella parte del trato, dejando de frecuentar locales cuando caía la noche. Lugares llenos de vampiras zorras y guarras, como Light cariñosamente las llamaba.

Tras el estupendo cumpleaños llegaron los paseos en yate, las escapadas de fin de semana y las salidas en pareja a todos los sitios que Light le pedía, aunque fuesen cursis y demasiado románticos para alguien como Lawliet, cuyas nociones del amor se perdieron años atrás. Al principio el vampiro se mostraba silencioso y "obligado " sin sentirse muy cómodo con todas esas citas a las que era arrastrado por un mortal demasiado efusivo. Pero ahora las disfrutaba bastante. Y eso lo asustaba.

―Te dije que ella sería estúpida y que al final terminaría cayendo en la trampa ―dijo Light, acurrucándose mejor sobre el cuerpo de su vampiro.

Aquella noche tocaba "manta y sofá " como Light había apodado a los ratos que dedicaban a ver películas en televisión y estar en el sofá tan pegados que parecían un par de lapas. Sonrió y elevó la vista, encontrándose con los ojos del vampiro fijos en la pantalla, sin mostrar ningún tipo de emoción. ¡A veces era tan exasperante!

―Podrías fingir que te interesa la película ― le dijo, tirándole de los mofletes y riendo entre dientes al ver así el nacimiento de sus colmillos vampíricos.

―Es que no me interesa.

―Lo sé, muerto en vida ― contestó, insultándolo de forma gratuita como llevaba haciendo desde que se conocieron. Le dio un fugaz beso en el cuello, respirando sobre su fría y blanca piel ―. ¿Podrías fingir, por mí?

―Ya hago muchas cosas por ti ― respondió, serio e indiferente.

Lejos de enfadarlo y como ya estaba acostumbrado a su actitud de "el que se hace el difícil y está en contra de sentir algo", se abrazó a él y ronroneó con suavidad, hundiendo la nariz en su mejilla.

―Estás tan frío. Pareces un témpano de hielo, vampiro idiota ― le dijo, respirando sobre su piel.

Lawliet no pudo evitar arquear la ceja, divertido ante aquel comportamiento. Había notado que últimamente Light estaba más amoroso que de costumbre. Puso las manos en su cintura, acariciándole la piel caliente bajo la ropa de dormir.

―Pues caliéntame entonces. Sabes bien como encenderme ― susurró, con esa voz grave y ronca que tenía un toque picante.

―Eres tan sucio y pervertido ― dijo, separándose unos centímetros de su cara para poder mirarlo a los ojos. Sus dedos se pasearon por su sien, nariz, labios, barbilla... Estaba aprendiendo a encontrar la perfección en aquellas facciones tan extrañas.

Puso ambas manos sobre su frío torso, bajando con una de ellas hasta el plano vientre que se contrajo debido a su toque. Eso le gustaba. Saber que Lawliet lo deseaba de aquella forma y que cuando abría la boca era para jadear de anticipación. A lo mejor él era un vampiro, pero Light sabía que tenía el control de la situación en sus manos.

―No te creas tan poderoso ― dijo Lawliet, mordiéndole el labio superior sin dejar de mirar sus ojos color miel.

―¿Ah, no? Yo me creo lo que me da la gana, chupa sangre. ¿Sabes por qué? Porque me deseas. Porque adoras que te acaricie por aquí ― siseó, delineando con los dedos la entrepierna del vampiro, que ya comenzaba a despertar bajo su ropa.

La garganta de Lawliet le demostró que tenía razón. Que tragase saliva era una buena señal.

Tuvo que ahogar un gemido cuando el vampiro le agarró el trasero con fuerza, clavándole las uñas mientras su boca comenzaba a devorar su cuello mediante besos calientes y húmedos. Cerró los ojos, enredando los dedos en su cabello y mordiéndose excitado los labios. Ni si quiera se dio cuenta de que había comenzado a contonearse, restregándose contra la erección de Lawliet a propósito.

Virgin Blood (+18) (AU Death Note L x Light / Vampiros / Licántropos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora