Virgin Blood (+18) (AU Death Note L x Light / Vampiros / Licántropos)

5. El principito insolente.

Estaba inquieto. Las horas avanzaban más deprisa de lo que habría querido y él no podía relajarse. Lawliet le había dejado en su despacho, con Mello sentado en uno de los cómodos sillones individuales color negro.

―Deja de removerte. Me alteras ― el rubio se rascó la sien, arqueando la ceja mientras lo miraba ―. Creía que estabas de acuerdo con la fiesta de esta noche. ¿De repente te ha entrado el miedo, mortal?

―Cállate. Simplemente... que más da. No lo entenderías.

―A lo mejor si me lo cuentas puedo intentarlo.

―No tengo aún muy claro mi papel en la fiesta. ¿Qué tengo que hacer? ¿Caminar junto a Lawliet como si fuese su mascota?

―Algo así. Si.

―¡No soy su mascota!

―¿Qué eres entonces?

―Su compañero ― se le aflojó la voz ante eso, pensando en lo raro que aún sonaba aquello.

Cada vez que Lawliet lo miraba o lo acariciaba, se sentía importante, odiándose a si mismo porque era consciente de que el vampiro debía haber usado sus poderes para convertirlo en un amasijo de sumisión. O algo así.

―Los vampiros no juramos amor eterno. ¿Eso lo sabes, verdad? Que seas el compañero de Lawliet te garantiza seguridad y protección, pero no sueñes con un amor verdadero y cursi, como soléis hacer los mortales.

―No quiero un amor verdadero y cursi ― dijo, poniendo los ojos en blanco y mordiéndose el interior de la mejilla. Él mismo sabía que eso era absurdo. Los vampiros no amaban.

―¿Te ha contado Near lo de "la marca"?

―No... pero no sé si quiero saberlo. No suena muy alentador.

Sonriendo, Mello se cruzó de brazos mientras se perdía unos segundos en sus pensamientos. A lo mejor no le correspondía a él avisar a Light de lo que le esperaba esta noche tras la fiesta. Pero ver aquel rostro bonito y de alguna manera, asustado, hizo que la situación fuese un poquito más emocionante.

―Lawliet va a exhibirte esta noche frente a una multitud de vampiros. Todos de gran estatus social y adinerado. Incluso puede que conozcas a alguna de sus ex amantes por allí. Bueno, eso es seguro.

―Que emocionante ― dijo, apoyando los brazos flexionados sobre el escritorio del despacho y poniendo la barbilla entre ellos ―. Sus amantes me importan muy poco. Él puede hacer lo que quiera.

―Espero que hables en serio. Porque suele tener algunos y dudo que tu llegada vaya a cambiar eso.

―No ayudas en absoluto.

―Solo te aviso, principito.

Se giró en la silla, apartando con los dedos la suave cortina que cubría parte del ventanal del despacho. Nueva York era una delicia bajo aquella luz cálida.

No podía evitar que las palabras de Mello bailasen en su cabeza, burlándose de la situación. ¿Porqué Lawliet querría seguir teniendo aventuras con otras personas si ahora lo tenía a él?

―¿Me vas a contar lo de "la marca"?

―Claro. Si tú quieres.

―Habla.

―¿Alguna vez te has preguntado como es ser mordido por un vampiro?

Claro que se lo había preguntado. Sobre todo últimamente, cuando los dedos de Lawliet le acariciaban y podía sentir el extremo afilado de sus colmillos cerca del cuello.