CAPÍTULO 14

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-Eres Kelly, Ruth.- me dice Sandra nada más devolverle la llamada.

-¿Qué?- pregunto, porque no me lo creo.

-Que eres Kelly. La ciencia lo dice, y la ciencia es innegable.

-¿Entonces por qué también soy Ruth?- pregunto petrificada.

-No lo sé, eso es lo que estamos tratando de saber, pero tranquilízate, eso mismo me preguntaba yo a mí misma cuando supe que en verdad era Bridget. Yo estaba sola, sin embargo tú no, ambas estamos juntas en esto y nos ayudaremos la una a la otra para hallar la verdad.

Le agradezco todo y le cuelgo el teléfono, no tengo ganas de hablar, me acabo de enterar de que no me conozco, de que mi vida ha sido la vida de otra. ¿Qué hago? ¿Sigo viviendo como Ruth ignorando esta noticia o intento comprobar quién es Kelly, para vivir como ella? Ag, hacía muchísimo tiempo que no me rayaba de tal forma, me había sentido mal por muchas cosas, y Julia siempre estaba ahí para mí, y sigue estando, pero ,¿Cómo le sentará enterarse de que no soy su amiga , de que soy otra persona?. Entonces sigo pensando, necesito desahogarme y no puedo llorar, soy muy llorona, pero las lágrimas no brotan de mis ojos. ¿Y si hablo con Hugo? Ayer quise decirle algo más sobre mí, mas no lo hice. Sé que nuestra amistad es reciente, pero yo ya soy conocedora de toda su vida prácticamente, y él no lo es ni de un cuarto de la mía. Le he escuchado, me merezco ser escuchada , abrazada y aconsejada. Por ello, le pido su dirección por whatsapp, y voy a su casa.

Llamo a la puerta y él me abre. Me indica que me espere un momento y que me siente en el sofá hasta que él esté listo para salir. Al pasar al salón, veo que su madre está sentada en una silla, le rodean cables, y a su lado tiene un aparato extraño. Hugo no me dijo que tipo de enfermedad tenía, pero al observarla, intuyo que tiene alguna dificultad respiratoria. Ella me saluda:

-Hola Ruth, encantada de conocerte, me han hablado muy bien de ti.

-Buenos días, gracias.

De repente aparece Hugo, me indica que vaya saliendo hacia la calle, y desde la ventana veo como se despide de su madre como si fuera la última vez que la fuese a ver. Le abraza y le coloca esos cablecitos que tiene, también comprueba que su aparato está lleno de lo que sea que lleve dentro para que no le falte nada. Después, se dirige hacia mí.

-Siento la espera, me has pillado desprevenido.

Cogemos un autobús y nos vamos al mismo parque de ayer. Al llegar nos sentamos en un banco, y le empiezo a contar cosas sobre mí, sin dejarle hablar, porque sabe que lo necesito. Al principio me cuesta, nunca me había abierto de tal forma con nadie, pero al final, acabo llorando entre sus brazos contándole que siento que he estado detrás de una máscara toda mi vida. Hugo no me dice nada y lo entiendo, porque yo tampoco sabría qué decir, solo me abraza con sus fuertes brazos y me acaricia mi cabello rojizo muy suavemente. Él, decide apartarme, me indica que le mire a los ojos, y me dice:

-Ruth, me gusta que estés llorando así, no te avergüences. Sé que te ha costado llegar hasta este punto, pero es que si no das un paso adelante, siempre estarás en el mismo sitio. Te ayudaré, te lo prometo, quiero verte feliz chica del pelo rojo.

-Muchas gracias.-ahora mismo me gustaría decirle más cosas, pero no me sale decirle nada, estoy sollozando como una loca, y quiero que se me entienda mientras hablo.

Hugo me mira a los ojos, y empieza a hacer unas muecas rarísimas para hacerme reír y lo consigue, siempre lo hace y me encanta que así sea. Se levanta del banco y me pide que yo también lo haga. Vamos a un pequeño kiosko y me compro un buen helado de chocolate, que me como en seguida mientras él se toma una bolsa de pipas. Al terminar, decidimos ir a dar una vuelta por la feria que hay en la plaza. Yo quiero subirme a la noria, pero él no, porque dice que le da miedo, sin embargo consigo convencerlo, y nos subimos. Y desde allí arriba, veo a mi abuela entre la muchedumbre .No sé qué hará ella aquí, ¿acaso estará tramando también algo? Se lo digo a Sandra por whatssap porque aunque no parezca un dato muy relevante, a estas alturas del cuento, todo lo es.

La chica del pelo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora