CAPÍTULO 10

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Cojo un bolígrafo y un papel y le escribo una nota a mi padre para decirle que me voy a casa de Sandra. Le llamaría, pero no tengo su teléfono aún. Me pongo mi mochila y antes de salir por la puerta y coger las llaves miro la línea de autobús que tengo que tomar para llegar hasta su casa porque no puedo ir en bicicleta, está en lo alto de una montaña y bastante lejos de la mía.

Salgo y me dirijo hacia la estación más cercana y finalmente cojo la línea cuatro. En el trayecto me dedico a escuchar música y a pensar en qué le diré a Sandra. ¿Estará ella a favor del plan? Puede que ni siquiera sepa que su familia está tramando algo, a lo mejor querrá averiguarlo como yo, y en ese caso le enseñaré la foto que le hice ayer a la carta dirigida a mi madre y le diré que Sean es un Johnson.

Cuando salgo del bus noto como mi teléfono vibra, miro la pantalla, y veo que tengo un whatsapp de Hugo, pero le contestaré cuando salga de la casa de Sandra, no quiero entretenerme porque esta tarde será muy importante.

Llamo al timbre y me abre la abuela de Sandra diciéndome:

-Hola, tú debes de ser Ruth, la nueva amiga de Sandra, pasa a su habitación, está esperándote.

Le sonrío. No estoy segura de si esa anciana sabe quién soy en realidad, así que debo de andar con mucho cuidado si no quiero que sospeche que sé algo sobre su plan. Llego a la habitación de Sandra y para mi sorpresa, no es tan impresionante, yo esperaba un cuarto grande y lujoso por su fortuna familiar, pero es pequeño y austero. Ella me indica que pase y me siento a su lado en su escritorio de madera. En seguida nos ponemos a trabajar, yo busco la información y organizo todo mientras que ella lo va copiando. Gracias a nuestra coordinación y rapidez terminamos en menos de una hora y menos mal que me ofrece quedarme a merendar. Entonces me dice:

-Cuéntame Ruth, ¿qué tal tu segundo día de clase?

-Mejor de lo que esperaba- le contesto pensando en lo ocurrido con Hugo-¿tú?

-Yo normal, como siempre.

Me pregunto cómo tiene que resultar ser Sandra Ibáñez. Es la nieta del alcalde, vive con sus abuelos y en su casa no hay rastro de sus padres, supongo que estarán muertos. La gente la critica mucho por la faceta que muestra ante los demás, es tímida y tiene una costumbre extraña porque no todo el mundo mira las manos de la gente de esa manera. Aun así he de admitir que se ha portado muy bien conmigo, no sé cuál será su intención, pero me resulta muy agradable y conectamos genial.

No sé cómo sacar el tema. Ella está mirando su teléfono móvil y yo estoy bebiendo del vaso de zumo que me ha ofrecido. Entonces , llaman a la puerta de su cuarto:

-Hola cielo.

Es su abuelo , León Ibáñez. Me lo imaginaba más joven, pero está muy envejecido, será por la política. Sandra sale un momento a hablar con él y cuando vuelve me dice:

-Ay madre, odio que mi abuelo trabaje tanto, y sobre todo a su edad.

-Te entiendo, mi padre también trabaja mucho-y entonces se me ocurre cómo sacar el tema-, pero tu abuelo es el alcalde y lleva 20 años presidiendo, además es dueño de dos empresas y todo eso tiene que ser agotador.

-¿Cómo sabes eso?-pregunta sorprendida.

-Me gusta investigar, también la política, y tu abuelo es una figura muy importante.

-Demasiado importante, hasta Fran, el loco que vino ayer, quiere quitarle su puesto. Todo el mundo está cansado de él, hasta yo lo estoy y seguramente que mi abuela también.

Me invade el remordimiento por haberle mentido sobre mi padre, no puedo, no sé mentir, así que añado:

-Ese loco es mi padre, pero tranquila, yo también estoy empezando a opinar eso sobre él y no solamente porque quiera quitarle la alcaldía a tu abuelo, sino por más asuntos.

Ella pide disculpas por haber hablado así sobre él, y me pregunta qué son esos asuntos. Yo le enseño la carta y Sandra la lee muy despacio y atentamente. Al terminar, me dice:

-Creo que el otro día llevé a correos una carta hecha del mismo papel. Mi abuela me dijo que no la leyese pero la tentación me pudo, y también le hice una foto.

A continuación, me la enseña y leo:

Querido Richard Johnson:

Me niego a cumplir vuestra propuesta, no pienso irme a otra ciudad, mi vida está aquí. Entiendo que mi marido quiera dejar su puesto y cedérselo a Fran, pero mi nieta tiene que acabar el curso al igual que Sean, su hijo.

Mi nieta y la hija de Fran se han hecho amigas y temo que ambas descubran algo de sus verdaderas identidades , porque según él me dijo, su hija ama investigar desde muy pequeña. Por favor, no dejen que Sean se una a ellas, él podría contarles todo y no estoy por la labor.

Un saludo, María.

PD: Aquí tiene las huellas dactilares de las niñas.

Al terminar, Sandra me dice:

-Pasa de foto, aún hay más.

La siguiente imagen mostraba dos huellas dactilares de color verde, como el del escudo de los Johnson y debajo de cada una hay dos nombres propios : Kelly y Bridget. Esto me sorprende y lo muestro con mi rostro, como Sandra lo detecta, me dice:

-Lo sé, es extraño, pero esa foto justifica mi obsesión con mirar las manos de la gente. Yo soy Bridget según mi huella, lo he comprobado gracias a unos contactos, y estoy buscando a esa tal Kelly, y creo que eres tú, Ruth.

Las dos acordamos que me tengo que hacer una prueba para saber si soy esa chica realmente, por lo que le dejo marcada mi huella a Sandra en un folio con pintura verde como en la imagen. Le doy mi teléfono y me promete avisarme cuando obtenga los resultados.

Salgo de la casa de Sandra y cojo un autobús. Vuelvo a escuchar música y noto cómo mi móvil vibra. Es Hugo. Se me había olvidado responderle.

Chica del pelo rojo 17:45

T apetece quedar un rato para que t enseñe la ciudad ? J 17:45

Chica del pelo rojo? 19:32

No. No . No. Soy demasiado imbécil. Automáticamente lo llamo, y me atiende enseguida:

-¿Chica del pelo rojo? ¿Eres tú?

-Sí, lo siento.

-Menos mal, estás viva- dice con un sarcasmo bastante notable.

-Es que he ido a casa de Sandra a hacer un trabajo de literatura y no he estado pendiente del teléfono, perdóname.

-Tranquila, no me voy a morir por algo así-ríe.

Yo también me río y me pregunta insistente :

-¿No podría enseñarte la ciudad mañana?

-Tendría que consultar la agenda porque estoy muy atareada- contesto pensando en cuándo estarían listos los resultados de mi huella dactilar.

-Ni que fueses la presidenta para estarlo- ríe otra vez.

Le explico que estoy llegando a mi casa y que tengo que colgarle. El asiente y lo hago.

La chica del pelo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora