La chica del pelo rojo

CAPÍTULO 38

Mientras Sandra y Hugo hacen lo que se le ha asignado a cada uno, yo me dedico a cotillear un álbum familiar. Soy curiosa, necesitaba mirarlo ya que muchas de las fotos me resultaban un tanto familiares.

En la primera página hay fotos de la pareja Johnson en su boda, mi supuesta tía vestía un vestido de cola de sirena blanco que realzaba sus perfectas curvas, y Richard, llevaba un traje negro muy elegante. En estas fotografías parecen enamorados, pero, ¿lo seguirán estando? Según pone detrás de cada imagen, su boda fue hace unos dieciocho años y eso es mucho tiempo me pregunto si yo estaré enamorada de Hugo hasta que la muerte nos separe.

Voy pasando las páginas y observo la fotografía de un bebé recién nacido, es Sean. Sus mejillas están sonrojadas y tiene la cara hinchada. La mujer que lo coge en brazos es mi abuela, porque claro, según todo lo que llevo descubierto sobre mi identidad, es que Sean es mi primo.

Sigo ojeando las páginas que retratan los primeros meses de vida de mi primo, y de repente observo una niña rubia en brazos de mi abuela, otra vez recién nacida, se ve que los Johnson tuvieron dos hijos, ¿pero dónde está su hija pequeña? Decido seguir mirando fotos para averiguarlo, y entonces hallo algo que no me esperaba para nada: una foto mía en brazos de la madre de Sean, estoy recién nacida, me reconozco por las fotos que me han enseñado de mi niñez, ¿qué hago en los brazos de esa mujer? ¿acaso soy su hija? ¿quiénes son Fran y Silvia Romero y que hacen cuidando de mí? ¿Sean es mi hermano? ¿dónde está mi hermana perdida? Podría seguir haciéndome preguntas, mas decido coger el álbum y meterlo en mi mochila porque sé que Sandra y Hugo me ayudarán.

-¡Viene alguien!- exclama Sandra asustada.

Entonces, los tres salimos corriendo y nos escondemos detrás de un coche. Allí, Hugo me susurra:

-¿Has encontrado algo Chica del pelo rojo?

Le enseño el álbum de fotos en silencio y mediante señas le indico lo que he descubierto. No puedo evitar que se me nuble la vista por las lágrimas que acuden a mis ojos ya que aunque esté hallando la verdad de una vez por todas, me está doliendo más de lo que esperaba. Él me abraza muy fuerte, y mi cabeza queda hundida sobre su pecho. Sandra, que espía para ver si esa persona viene, se da la vuelta al oír mis sollozos y se me acerca diciendo:

-Ruth, no sé qué habrás descubierto, pero que sepas que Hugo y yo te ayudaremos pase lo que pase. Además, yo también he averiguado una cosa que me ha chocado bastante.

Sandra saca de su mochila una caja, y justo cuando va abrirla Sean aparece detrás de Hugo indicándonos mantener silencio con su dedo índice. Nos indica que subamos a su piso junto a él. Conforme vamos andando Sandra nos dice mediante señas que no nos podemos fiar de él y que deberíamos marcharnos, pero algo me dice, que mi hermano, tiene buenas intenciones, así que esta vez, decido yo.