CAPÍTULO 48

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Aún quedan unas gotas del líquido de la verdad que mi abuela ha ingerido hace unos minutos. Lo añadimos a unos vasos de agua que les entregamos a nuestra familia para calmar la situación y para que así nos digan la verdad de una vez por todas.

-¿Cuál es nuestra historia?- pregunta Sean.

Richard se queda pensativo y finalmente contesta.

Dublin, hace 30 años.

Yo era joven, tenía toda una vida por delante y decidí pasarla en un laboratorio ya que me apasionaba la ciencia. Comencé a trabajar en uno que me contrató gracias a las prácticas de la universidad, mas un día un amigo de mi padre, me metió en el de su empresa. No hacían experimentos normales, y eso a mí me atraía. Nada más entrar a trabajar me explicaron que yo trabajaba para IRO, una organización internacional de ladrones que robaba para el gobierno de cada país y que por ello, necesitaban que fabricásemos cosas un tanto extrañas.

Tras un mes trabajando, me hice amigo de dos compañeros muy majos, y también de la hija del jefe, la que es actualmente vuestra madre. Nos liamos varias veces y ambos estábamos muy enamorados así que decidimos salir juntos cuando el jefe me dio su aprobación y a partir de ahí hice muy buenas migas con el hombre.

Pasó el tiempo, y mis dos compañeros empezamos a elaborar un gas letal para ataques , bastaba con olerlo y podías morir. Un día, vuestro abuelo pasó al laboratorio en el que yo estaba a buscarme y resulta que no había nadie, yo estaba con su hija haciendo... ya sabéis, y bueno, mis compañeros tampoco estaban o sí, ya que ellos atrancaron la puerta para que él no pudiese salir y muriese, ya que querían matarlo porque según ellos, tenía fines malignos. Media hora después descubrí el pastel, el jefe estaba tendido en el suelo, y vuestra madre estaba llorando en mi hombro.

El cargo de vuestro abuelo pasó a vuestra madre y ella obligó a esos científicos a que nos ayudasen siempre que se lo pidiésemos ya que estaba muy dolida.

Los años siguieron pasando, estábamos felizmente casados y queríamos tener tres hijos, pero vuestra madre era infértil y los científicos nos hicieron un gran favor, nos dieron los tres a la vez gracias a uno de sus experimentos. Os criamos en una época de crisis en IRO en la que los agentes de Italia nos atacaban, así que entregamos a nuestras dos hijas a Rose, tu madre falsa Ruth y a unos gran amigos españoles, León y María. Sean se quedó con nosotros ya que no sabemos por qué, él fue el primero de nuestros hijos en andar y hablar, y pudimos empezar a entrenarle cual espía evitando que supiera para qué trabajaba.

Mis hermanos, Hugo y yo hemos quedado perplejos con la historia, pero aún sigo sin entender muchas cosas.

-¿Por qué nos lo ocultasteis?- pregunta Sandra.

-Queríamos esperar a que tuvieseis una edad razonable para entender todo esto.- contesta mi madre biológica.

-¿Y por qué volvisteis a España? Porque cuando llegasteis ni siquiera Sean sabía nada de nosotras- pregunto.

Entonces Hugo me coge la mano, ya que sabe que esto está siendo difícil para mí y mis padres siguen desvelándonos la verdad.

La chica del pelo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora