CAPÍTULO 42

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Despierto al oír a Hugo levantarse. Al ver las marcas que tiene en su pecho me doy cuenta de que lo de anoche fue real, pensaba que tan solo había sido un sueño. Me levanto de la manta y le doy los buenos días a mi novio. Recogemos y nos marchamos hacia la cueva. Allí, Hugo mira su teléfono y me explica que Sean le ha escrito para saber qué es lo que tiene que hacer hoy, yo me encojo de hombros y Hugo decide contestarle que le pregunte a Sandra porque ella es la cabeza del grupo.

-¿Tú que vas a hacer hoy, Chica del pelo rojo?- me pregunta Hugo.

-Creo que volveré a casa, mi padre me está buscando, y debe de estar preguntándose dónde estoy.- contesto.

Ayudo a Hugo a recoger todo lo que estos dos días hemos montado, después me acuerdo de que aún no hemos comido nada y sugiero:

-¿Y si desayunamos algo? ¡Tengo hambre!

- Deberíamos desayunar en una cafetería, en nuestra cafetería, para celebrar lo de ayer, ¿no crees?- dice arqueando las cejas.

-Vale- río mientras él me besa la frente.

Cogemos las cosas y andamos hasta la estación de autobús más cercana. Hugo está medio dormido en el trayecto y resulta adorable cómo sus ojos se cierran poco a poco y él trata de evitarlo. Nos bajamos en la estación más próxima a la plaza mayor ya que nuestra cafetería está situada allí. Entramos y nos sentamos en nuestra mesa. Hugo se pide un zumo de naranja y una tostada de tomate y jamón y yo me decanto por un café y un bizcocho.

-Oye, iba a invitarte pero es que no tengo la cartera aquí- ríe Hugo.

- Puedo invitar yo.- respondo.

Pago a una de las camareras y salimos por la puerta. Hugo me besa en los labios en mitad de la plaza mayor. Qué vergüenza, todo el mundo nos estará mirando. Me aparto de su boca y le pregunto:

-¿A qué viene esto?

- Viene a que te quiero y a que quiero demostrártelo.- contesta mirándome fijamente a los ojos.

Le abrazo fuerte y me aparto de él cuando veo la hora que es. Son las doce, debería volver ya a casa. Tengo que explicarle todo a mi padre. Me despido de Hugo cuando cojo un bus para dirigirme a mi casa. Estoy nerviosa, sé que lo de mi abuela está solucionado por lo de las pastillas que le dieron los famosos contactos de Sandra, pero , ¿y mi padre? Puede que él sospeche algo porque me conoce desde que soy pequeña y sabe que soy muy curiosa e intuitiva. Me bajo del transporte público y ando hasta mi casa. Antes de entrar, veo que las bicicletas de Sandra y Sean están aparcadas en uno de los arbustos del jardín. ¿Qué hacen aquí? Podrían estar registrando la casa, mas no puede ser porque en la casa hay gente. Me muero por saber lo que están haciendo, así que llamo a la puerta y Sandra me abre indicándome que permanezca en silencio absoluto. Paso al salón y me quedo anonadada al ver lo que mis hermanos han montado.


La chica del pelo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora