4.- El entrenamiento

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A la mañana siguiente, Yuuri ha regresado a su papel de mentor frío, distante y profesional. Pero Viktor no tiene tiempo para lamentarse.

El entrenamiento está por iniciar y tanto Yuuri como Minako se deshacen en consejos para su pupilo.

-Pórtate bien, no presumas demasiado pero tampoco pases desapercibido-recomienda Minako-Además es la oportunidad para analizar a tus oponentes, tienes que aprovecharla al máximo.

-El combate no lo es todo, practica y pule tus habilidades de supervivencia-indica Yuuri, severo-También creo que sería bueno si buscaras una alternativa al arco, y...

-Lo sé, lo sé-interrumpe Viktor, decidiendo de forma madura que así como Yuuri no quiso escucharlo la noche anterior, él tampoco quiere hacerlo ahora-Básicamente es cómo regresar a la escuela: poner atención, ser bueno con los otros, no pelear...

-Esto es serio-insiste Yuuri, interrumpiéndolo a su vez-Según que tan bien uses estos días, podría ser la diferencia entre vivir o morir.

-¿Crees que no lo sé?-se defiende Viktor.

-Ustedes dos, basta ya-interviene Minako colocándose entre ellos para separarlos. Su enojo es evidente, sin embargo se las arregla para componer una sonrisa-Entiendo que todos estamos nerviosos y es comprensible, pero no es momento para pelear-pone su mano en el hombro de Viktor y la otra en el de Yuuri en un gesto aparentemente conciliador pero que les produce un escalofrío-Estamos en el mismo equipo, ¿cierto?

Ambos asienten en silencio. Minako sigue sonriendo e increíblemente, se ve más amenazante. Sin lugar a dudas se trata de una ganadora de los Juegos del Hambre.

-¡Bien!-exclama alegre-Ahora que ya nos arreglamos, quiero que se den la mano y hagan las paces.

-Pero...-empieza a protestar Yuuri y su mentora lo hace callar con una simple mirada.

Reticente, extiende su mano y Viktor la estrecha igualmente poco convencido. Recuerda lo ocurrido la noche anterior y deduce que Yuuri está pensando lo mismo. Al final, deja escapar un suspiro de resignación y lo suelta.

-¡Listo!-Minako asiente, batiendo las palmas, muy contenta consigo misma-¿Verdad que no fue tan difícil?

Viktor y Yuuri se limitan a contemplarla en silencio.

***

La sala de entrenamientos consiste en una habitación amplia con distintas secciones. Viktor hace un excelente trabajo disimulando su entusiasmo. Por fuera luce tranquilo y confiado, por dentro se siente como un niño frente a un montón de juguetes nuevos que apenas puede esperar por probarlos todos.

Prácticamente ignora a la mujer que les da indicaciones. En la mayor parte se trata de los mismos consejos que Minako y Yuuri le dieran antes. Cuando les permiten retirarse a entrenar, no está seguro de dónde empezar. Su primer instinto es dirigirse a la zona de práctica de tiro. Observa maravillado los blancos, algunos son móviles para aumentar el grado de dificultad. Cerca se encuentran cuchillos, dardos, y por supuesto, arcos y flechas. Toma uno e inevitablemente piensa en el que usaba en el Distrito 12 para cazar, mucho más viejo y desgastado, pero también mucho más familiar. A fin de cuentas, le había pertenecido a su padre.

Vuelve a colocarlo en su lugar, optando por buscar otra zona.

A su alrededor, los otros tributos ya han comenzado con sus respectivos entrenamientos. En otra sección, una chica inspecciona fascinada una espada y un poco más allá, un chico levanta con excesiva facilidad una pesada esfera de metal y la arroja como si nada.

Everything remains as it never wasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora