6.- La entrevista

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El proceso de preparación para la entrevista implicaba primero tiempo con la enviada del Capitolio para estudio de etiqueta y proyección personal, luego con el mentor para trabajar en las preguntas y la presentación, y por último con el estilista y sus asistentes para la apariencia física.

Viktor debiera haberse presentado con Lilia hace una hora, pero no tenía la menor intención de salir de su habitación. Todavía se encontraba demasiado decepcionado por lo que consideraba su fracaso en la prueba. ¿Lo peor? Yuuri había estado consciente de que pasaría.

-No cambia que fuiste el más alto-le dijo en un intento por hacerlo sentir mejor cuando la celebración acabó y dispusieron de un poco de tiempo a solas-Según Phichit, nadie ha recibido un doce en veinte años...

En cuanto cayó en cuenta de su error, se cubrió la boca con la mano apresuradamente, pero el daño ya estaba hecho. Viktor lo fulminó con la mirada.

-Sabías que de ninguna manera iba a tener una puntuación perfecta-lo acusó sin molestarse en disimular su creciente enojo-Lo sabías y no me lo dijiste.

-Pensé que si no te lo decía, te esforzarías aún más-trató de justificarse sin mucho éxito.

-Así que era mejor darme falsas esperanzas y engañarme-lo ataca, inclemente, aún cuando nota la expresión herida de Yuuri-Pero en realidad, nunca tuviste la intención de cumplir tu promesa.

-¡Sólo hacía lo mejor para ti!-exclama, igualmente enfadado sin dejarse intimidar-Y si se trata de incumplir promesas, apuesto a que tú podrías enseñarme al respecto, ¿o no?

Viktor siente como lo hubieran golpeado. Tanto él como Yuuri permanecen con la vista clavada en el otro, sin agregar nada más, tal vez porque se les acabaron los argumentos, o porque temen decir algo de lo que en verdad pudieran llegar a arrepentirse. Por suerte, Minako es atraída por la discusión e interviene.

-¿Es que no puedo dejarlos ni cinco minutos sin que empiecen a pelear?-cuestiona, cruzada de brazos, visiblemente irritada.

Esta vez no los obliga a que se den la mano o intenta calmar los ánimos, los envía a sus respectivas habitaciones y les ordena no salir hasta que ella vaya a buscarlos.

Viktor de hecho la escuchó llamando a la puerta insistentemente, pero no se molestó en levantarse. En lugar de eso, optó por cubrirse bien con las sábanas y ocultar el rostro en la almohada como si con eso bastara para que sus problemas desaparecieran. Y por un momento, cuando oye el sonido de los tacones de Minako golpeando el suelo, alejándose, cree que ha ganado. Excepto que se equivoca.

Se adormece lo suficiente para pasar por alto que la puerta se abre y alguien entra. Esa misma persona le arranca las cobijas de un tirón y le deja caer encima una jarra de agua helada.

Viktor maldice en voz alta y se pone de pie de un brinco, completamente espabilado. Lilia lo contempla llena de satisfacción.

-Buenos días, Viktor-saluda como si nada. Aunque su rostro mantiene su semblante severo, su voz suena casi alegre y permanece tranquila, a pesar del odio irradiado por el joven tributo-Tenemos un retraso de una hora y veinte minutos, más vale que te apresures y que ni se te ocurra volver a acostarte o juro que te haré salir yo misma, y confía en mí cuando te digo que no quieres eso.

Obedece de mala gana y termina de vestirse y alistarse mientras Lilia lo vigila como un halcón. Diez minutos después, la práctica da inicio.

-Esto es una pérdida de tiempo-se queja abiertamente.

-Yo decidiré eso-sentencia la mujer-Ahora, quiero verte caminar.

Viktor decide que lo mejor que puede hacer, es cooperar voluntariamente para que el suplicio acabe lo más pronto posible y lo dejen en paz. Cierra los ojos un momento para concentrarse y colocarse en su papel. Rememora todas aquellas veces en el Distrito 12 donde tenía que hacer uso de su encanto y carisma para negociar el mejor precio por una presa, o para lograr que la gente le diera algo de comida. Supone que esto y eso tienen el mismo principio básico.

Everything remains as it never wasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora