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SeungCheol apretó su mano y él devolvió el apretón con emoción mientras miraba a la agente inmobiliaria, la mujer estaba explicando ciertas cosas a las que él ciertamente no estaba prestando atención por toda la anticipación que recorría su cuerpo. Finalmente tendrían la casa, podrían llamarla suya y eso era lo que más le importaba. Cuando ella sacó las llaves, él fijó su vista en estas y no la apartó en ningún momento; ella los felicitó por su adquisición y por su nueva vida juntos —aunque se notaba a leguas que no estaba de acuerdo con su relación— y luego le entregó las llaves a SeungCheol.

Jihoon gritó con emoción y se lanzó a los brazos del mayor, abrazándole con fuerza en cuanto la mujer se retiró, y el castaño le devolvió el abrazo, besándole con cariño la coronilla de la cabeza. Luego de separarse ambos miraron alrededor con clara alegría; era su casa.

—Nuestra casa —murmuró SeungCheol, exteriorizando los pensamientos que Jihoon mantenía.

—Finalmente...

Las habitaciones estaban por completo vacías, las paredes pintadas de blanco desprovistas de cualquier tipo de decoración, sólo eran ellos y nada más. Habían gastado la mayoría del dinero que tenían comprando la casa y apenas les había quedado un poco para comprar cosas importantes, como la cama, la cocina, el refrigerador y un televisor, pero no les importaba realmente, planeaban llenar la casa de a poquito y además sus padres les habían colaborado con unos muebles. Todo estaba bien.

Jihoon empezó a imaginar la distribución de las cosas en la sala y los posibles colores con los que pintarían las paredes. SeungCheol lo abrazó por la espalda y le dejó un beso cariñoso en el cuello mientras unía las manos en su vientre.

—¿Qué estás pensando?

—En si el color melón quedaría mejor que el coral —murmuró Jihoon distraídamente, ladeando la cabeza para que el mayor siguiera con la caricias en su cuello.

—Son iguales, Hoon —murmuró sobre su piel, antes de dejar otro beso.

—No, son diferentes. El coral es más oscuro, ¿tú qué opinas?

—Opino que podemos hablar de eso después, el camión de la mudanza no vendrá sino hasta mañana y podemos hacer otras cosas mientras tanto.

Jihoon ya se hacía una idea de lo que el mayor quería, y cuando este metió las manos por debajo de su camisa y mordió el lóbulo de su oreja, sólo terminó de confirmar lo que pensaba. Sonrió para sí mismo antes de darse vuelta entre los brazos ajenos y dejó que el mayor lo besara. No tenían muebles aún, pero eso no significaba ningún problema.

[ . . . ]

El sonido de las páginas al pasar era lo único que se escuchaba en la habitación, acompañada por el del agua corriendo en el baño. Era un viernes por la noche, casi de madrugada, y Jihoon estaba en el medio de la cama con una enciclopedia en su regazo; estaba estudiando el cubismo, debía reparar una obra de ese género y realmente estaba fuera de su zona de comodidad, por lo que quería informarse lo suficiente antes de empezar a trabajar.

SeungCheol hacía no mucho había llegado del trabajo, luciendo más muerto que vivo, pero aun así se las había arreglado para abrazarlo y sonreírle al llegar.

Cuando el mayor salió del baño, con su pijama puesta y el cabello húmedo, Jihoon seguía demasiado inmerso en el libro que apenas y notó cuando el otro se metía a la cama.

—Hoon... —llamó el mayor con voz somnolienta—, vamos a dormir.

—Un momento más, por favor, necesito saber esto...

Somos (+ que) Amigos ➳ JiCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora