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Aquello ya era algo que nadie, ni siquiera Dylan, vio venir. ¿Creados por la Pirámide? ¿Estaba hablando en serio?

—¿Qué es lo que acabas de decir? —preguntó James.

—¿Qué Pirámide? —inquirió Dianne.

Dylan ignoró ambas preguntas y se dirigió directamente a Bill.

—¿Cómo es eso posible?

Aquello era algo totalmente inexplicable para el muchacho. Sabía muchas cosas de la Isla, bastantes misterios resueltos del Triángulo de las Bermudas, pero ninguno se comparaba con el hecho de que la Pirámide misma creara a dos personas, idénticas, similares, a dos personas ya existentes, ya fuera en una dimensión o en varias. Aquello era nuevo para él.

—El Triángulo —explicó Bill—, mira el tatuaje.

Señaló al pecho de James. Su tatuaje no tenía nada de otro mundo. Tinta negra que recorría su pectoral izquierdo, justo por encima del corazón. El grosor de cada línea no era mayor a los dos centímetros, y la altura de la figura en sí medía casi diez de ellos. No era algo nuevo en el cuerpo de James. Al juzgar por el tono de la tinta, y la marca en su piel, podría hasta decirse que él había nacido con aquél símbolo. Una prueba suficiente para corroborar con lo que Bill había dicho.

—Marca de nacimiento... —musitó Scott—. ¿Quieres decir que ellos no han vivido como una persona normal?

—Dicen que no poseen recuerdos de sus vidas —afirmó Bill, mirando directamente a James a los ojos—. Pero Max dice que reconoció a su hermana. Por un instante, por sólo un segundo. No sólo fue creado desde el Triángulo mismo.

—Supones que James puede volver a ser James —intentó entender Dylan—. ¿Un James mejorado?

—Renovado, apto para lo que viene —insistió Bill.

—¡Wow! —saltó Max—. ¡Algo así como Wolverine!

Ninguno respondió. Aquél era el Max que todos recordaban, alguien atento a lo que sucedía, y al mismo tiempo, que intentaba ponerle un poco de humor y azúcar al asunto, comparando cada vivencia con alguna película o serie, videojuego o libro, para entenderlo mejor, y por qué no, emocionarse un poco.

—¿Wolverine? —Miranda puso los ojos en blanco.

—¡Sí! —exclamó Cooper—. Ya saben... serás destruido, y sentirás el peor dolor de tu vida, para ya no volver a sufrir más... algo así decía.

—Exacto —corroboró Max—. ¿No lo ven? James... bueno, murió. Ben le robó su fuerza y todo eso. Entonces el Triángulo creó a un James con un cuerpo nuevo para... poder... ganarle a... ¡no me miren así!

—¿Cómo quieres que te miremos entonces? —farfulló Miranda—. ¡No tiene nada de sentido lo que dices!

—De hecho —dijo Dylan—, tiene bastante sentido.

Los Pasajeros presentes, incluyendo a James y a Dianne, se quedaron viendo a Dylan buscando alguna especie de explicación rápida que pudiera abrirles los ojos ante tan enigma.

—Dianne murió primero —dijo Dylan—, y un día, o dos, después, lo hizo James. Ambos murieron en condiciones distantes, y sin embargo, despertaron al mismo tiempo, ¿no? Ayer por la mañana... o bueno, en el tiempo en el que estaban, hace unos años ya.

—Detesto esto de los tiempos diferidos —exclamó Han.

—Ambos despertaron al mismo tiempo —prosiguió diciendo Bill, señalando a los dos—. Con el mismo tatuaje. Sin recuerdos de días anteriores. Y Max dijo que había Salvadores detrás de tales acontecimientos.

Tinieblas [Pasajeros #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora