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No quedaba nada por hacer. Dylan y los demás serían devorados por aquellas extrañas criaturas. Si Bill no hubiera sido raptado por Aurora, tal vez tendrían una posibilidad de salir vivos de ahí.

—Max... —musitó Dylan.

—¿Qué pasó?

—¿Hay alguna película en la que hayan salido vivos sus personajes en una situación así?

Max era el alegre del grupo, que siempre comparaba situaciones de alto riesgo mortal en graciosas comparaciones con películas, series, cómics o incluso libros que quitaban toda seriedad en el momento. Miranda era la única que no encontraba esto muy divertido, y Max, junto con Cooper, encontraban un poco relajante el hecho de aumentar sus frases para hacerla enojar. Si había alguien que pudiera brindarles una gota de esperanza en aquellos momentos... aquél sería Max.

—Hay muchas películas que reflejan un momento así —terció el muchacho—. Pero ninguna como lo que estamos a punto de vivir.

El primer insecto de enorme tamaño que se abalanzó sobre el grupo de sobrevivientes fue frenado por un tiro que lo golpeó justo en el cuello. Alguien había disparado una bala de energía desde los restos de un crucero. Detrás del misterioso hombre aparecieron, por lo menos, una docena más de ellos.

—¡Miren! —los señaló Miranda.

La mayoría de ellos llevaban rifles que disparaban ráfagas de fuego, que al instante, comenzaron a impactarse en los atacantes del grupo de Dylan.

—¡Muévanse! —Dylan volvió a tirar, tanto de Dianne como de Miranda, al momento en el que las criaturas comenzaron a moverse por los alrededores. Algunas de ellas desaparecieron bajo las suaves arenas, mientras que otras se alejaban lo más posible del lugar.

—¡Exactamente algo así debió pasar hace treinta minutos! —soltó Cooper.

—¿Quiénes serán? —preguntó Dianne.

El grupo de extraños comenzó a aproximarse hacia ellos. Muchos de ellos les apuntaban con armas que jamás habían visto en su vida. Parecían haber sido fabricadas en algún otro lugar.

El hombre que dirigía a los demás se acercó hasta el punto de estar frente a frente con Dylan. Le estrechó su mano, con una amigable sonrisa.

—Me llamo Kevin Smith.

Los Pasajeros se paralizaron al momento de verlo bien. Tenía más cabello que la última vez que lo habían visto, días atrás, en el restaurante Market 17, en Fort Lauderdale.

—Es...

—¡Un Pasajero de Tinieblas! —bramó Cooper.

Miranda soltó a Dylan, y se aproximó hacia Kevin Smith para atacarlo de frente, pero fue detenida por varios de los hombres que lo acompañaban.

—¿Qué demonios les sucede?

—¡ERES UN PASAJERO DE TINIEBLAS! ¡UN ASESINO!

—No, no lo es —terció Dylan.

Se acercó hacia Kevin Smith, y con permiso de él, inspeccionó su cuello. No había ningún tatuaje en forma de triángulo invertido en él.

—Soy el verdadero Kevin Smith —dijo el Pasajero—. Yo y mis amigos llevamos aquí ya algún tiempo. Despertamos, después de algunas horas, de haber salido de Fort Lauderdale.

—¿Los Pasajeros de Tinieblas son dobles de ustedes hechos con oscuridad? —preguntó Max.

—Así es.

Tinieblas [Pasajeros #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora