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Dylan abrió los ojos de golpe.

Estaba recostado sobre lo que parecía ser el techo de un automóvil, de color verde, que no tenía vidrios ni llantas. En cuanto el muchacho se levantó, se percató del extraño lugar en el que estaba.

Los cielos estaban totalmente oscuros, y los pocos edificios que había a la vista estaban en ruinas totalmente. El viento era frío, y una gran capa de neblina tapaba sus alrededores.

¿Sería la ciudad de Nueva York? ¿Tan rápido se había reducido en aquél mundo devastado?

—¿Dylan?

Dianne estaba cerca de ahí, levantándose entre los restos se escombro que habían sido transportados junto con ella.

El muchacho se levantó de golpe y la ayudó a reincorporarse. Dianne tenía algunos cortes en el rostro, pero no era nada grave. Lo que sí era notable eran los rasgados en su chamarra. Era obvio que habían llegado a ese lugar mediante portales.

—¿Qué sucedió? —preguntó ella.

—Supongo que Pandora nos trajo a aquí —Dylan se dio la vuelta y comenzó a buscar a los demás con la mirada—. Ocurrió cuando el edificio estalló por las Tinieblas.

—Seguro era su plan desde el inicio.

Echaron a caminar por la calle devastada, poniendo su atención a cada movimiento frente a ellos. Los cielos, cubiertos de nubes, o Tinieblas, tronaban entre sí y podía verse uno que otro rayo cayendo en las alturas. Aquél mundo estaba destruido por completo.

—Veo a Cooper —Dylan colocó su mano por encima de su frente—. Y creo que está con Max.

Los dos Pasajeros se encontraban debajo de un puente que, para el asombro de todos, aún se mantenía. Su estructura no estaba dañada, ni tocada, por cualquier cosa destructiva que hubiese pasado en aquel lugar.

En cuanto llegaron con ellos, Max sonrió con delicadeza.

—¿Cómo sigues? —le preguntó Dylan, inclinándose para darle una palmada en el hombro.

—Estoy bien —dijo Max—. ¿Sabes dónde demonios estamos?

—Me hago ideas —respondió el muchacho.

—Logré suturar un poco su herida —dijo Dianne—, pero necesitamos algo para que no se abra.

—Ya intenté coserlo —le indicó Cooper—. No me pidan que vuelva a hacer algo como eso.

—Habla en serio —corroboró Max—, casi se vomita encima de mí.

—¡No es cierto!

Dylan se levantó para volver a buscar algún signo de vida en los alrededores. Aquél puente podría servirles como refugio, y puesto que era claro que no se derrumbaría, también como un lugar para pasar la noche.

Aquél lugar estaba totalmente deshabitado. Perdido. Sin vida.

—Estamos en una dimensión oscura —murmuró Dylan.

—¿El qué? —soltó Cooper.

—No hay vida, las Tinieblas rodean cualquier entorno habitable... los truenos en los cielos... sin duda alguna esta dimensión dejó de tener conexión con el Triángulo desde hace años.

—¿Qué dimensión creen que sea? —preguntó Dianne.

—La mía —terció Bill—. Y no es una dimensión oscura solamente. Es una dimensión de un futuro que no existe.

El hombre apareció del otro lado del puente, con Miranda a su lado, y cargando a un hombre que estaba sin conocimiento.

—¡Por fin regresas! —le reclamó Cooper.

Tinieblas [Pasajeros #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora