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—¡Muévanse! —bramó Owen, comenzando a alertar a las personas—. ¡Busquen refugio! ¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos!

Varias personas vestidas de negro comenzaron a hacer lo mismo que Owen desde el otro lado de Times Square. Muchos de ellos parecían asustados frente a lo que venía, pero en cuanto vieron a Owen, reuniéndose con James, Dianne y Max, sabían que todo aquello tenía un propósito. Quizás ellos eran quienes vencerían a Ben en aquella batalla.

—Sáquenlos de aquí —le indicó Owen a dos agentes de la MI6.

En ese momento, una seguidora de Pandora cayó justo frente a él, y no tuvo más remedio que soltarle un golpe rápido. Surtió efecto al instante, ya que la mujer cayó de espaldas, al mismo tiempo en el que Owen desenfundaba dos pistolas de su cinturón, y se daba la vuelta para abrir fuego a más discípulas que habían aparecido detrás de James y Dianne. Sin pensarlo dos veces, jaló los gatillos mientras que ambos Pasajeros se agachaban, frenéticos.

—¡Esto... está... increíble...! —exclamó Max, comenzando a agacharse en lo que Owen vaciaba sus cargadores.

Antes de que el muchacho pudiera agregar algo a su comentario, alguien, o mejor bien dicho, algo lo tomó del gorro de su chamarra para lanzarlo por los aires. Por fortuna, Max aterrizó sobre tres agentes de la MI6 que estaban distraídos.

—¡Max! —clamó Owen.

Antes de que pudiera percatarse de dónde había caído el muchacho, encontró a su atacante. Un hombre con barbilla, una chaqueta amarilla, y el cabello rapado a ras del cráneo.

Kevin Smith.

En cuanto Owen alzó una de sus pistolas, Kevin Smith lanzó su golpe contra él, y lo despidió por los aires, cayendo en el cofre de un Jetta Negro, partiendo por completo su parabrisas.

—Eso... dolió... un poquito.

James logró apartarse del mismo que lo había atacado el día anterior. Debía mantener a Dianne a salvo. No podía perderla de nuevo...

—¡Quédate quieto, hombrecito! —Kevin Smith soltó un golpe, y luego otro.

En cuanto soltó un tercero, James lo detuvo frente a su rostro, se lo regresó directo a la cara, para luego atacarlo él. Dos simples puñetazos y Kevin Smith cayó al suelo, con sangre de color negro saliendo por su nariz. Al mirar su puño, James vio el mismo líquido en sus nudillos. ¿Sería por las Tinieblas? ¿De aquella extraña sustancia estaban hechos aquellos...?

Otro Pasajero de Tinieblas lo tomó descuidado y distraído, golpeándolo directo en rostro. James no se inmutó. Dio un traspié y retrocedió un par de metros para seguir enfrentando a su nuevo atacante. ¿Serían dos mil Pasajeros? ¿Cuántas seguidoras de Pandora? ¿Aquél sería el ataque final de Ben?

—¡Abajo!

James se agachó al instante en el que Owen volvió a disparar. La bala que golpeó al Pasajero de Tinieblas quemó parte de su rostro y pecho, reduciendo a cenizas gran parte de éste.

—No mueren —dijo James en cuanto se levantó con ayuda de Owen—. Aquél de ahí lo maté ayer, liquidando a Scott con él, y míralo —señaló a Kevin Smith, quien seguía farfullando debido al dolor que sentí—. ¿Cómo puede ser eso posible?

—Las Tinieblas son...

El edificio que estaba al lado del que ya había sufrido daños estalló en otra capa de humo, junto con un gran estruendo. Las Tinieblas estaban ganando terreno.

—¿Qué demonios? —Owen alzó la mirada.

—¿Qué son, bombas? ¿Granadas?

—Es Pandora.

Tinieblas [Pasajeros #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora