Capitulo 6

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Había  pasado una semana y media, y en 3 días me iba a Argentina.

En cuanto a Antoine, estábamos muy bien, no estábamos saliendo, pero teníamos algo raro.
Había decidido ir a su casa, para sacarle un poco, antes de que se fuera a Clairefontaine.

Fui en coche hasta su casa. Llamé y me abrió un Antoine somnoliento y en calzoncillos. Le di un beso.

—¿Te acabas de levantar?

—Eh, sí—. Intenté entrar, pero me lo impidió—¿Vamos al jardín?—Dijo saliendo.

—La verdad es que no me apetece, hace mucho calor, vamos adentro y tomamos algo.—Comenté y puse el pie para que la puerta no se cerrase.

—No, Carla.—Tiró de mi brazo.

—¿Por qué no quieres que entre?

—¿Quién es Anto?—Preguntó una tercera voz, era femenina. Apareció saliendo del salón, estaba un poco despeinada. Me esperaba lo peor. Se acercó y le rodeó la cintura.

—Es... Esto...

—Nadie, una amiga. Adiós Antoine—. Comenté al borde del llanto.
Me alejé y tomé camino a mi coche.

—¡Carla!—Antoine me llamó y vino corriendo. Iba a abrir la puerta del coche, pero él me agarró y me giré, quedando a escasos centímetros de su cara. Le miré fijamente a los ojos.—Escucha, Carla, no...

—No, no me expliques nada. Te entiendo, solo era una más—Dije fría. Me solté y entré en el coche, no sin antes mirarle una última vez a esos ojos azules, que en ese momento no podía identificar lo que decían.—Que te vaya bien en la selección—Arranqué y me marché.

Llegue a casa y lo único que hice fue llorar, quería irme de allí. Llame a Diego y le dije que iría mañana.
Sabía que Antoine era así, pero estas semanas había estado distinto, no era el Anto con el ego alto. Puede que un poco, pero es el Anto de la primera cita. Pensaba que había cambiado, pero me equivocaba.

Llame a las chicas, y me invitaron a comer, ya que habían quedado en hacer una comida. Me dijeron que Antoine no pensaba ir, y ya me imagino por qué.
Decidí ir y así me despedía de ellas y de los demas, en especial de Josema. Estas semanas se había convertido en alguien muy importante para mi.

Tenía dos horas por delante antes de ir a la casa de Koke y Maria. Este tiempo lo pasé organizando las cosas para mañana. Mi vuelo salía a las 8 de la mañana, por lo tanto, llegaría sobre las 8 de la tarde a Buenos Aires.

A la una y media decidí salir camino a la comida.
Tarde unos 20 minutos en llegar, y coincidí con Josema en la puerta.

—Te ves... Rara, ¿pasó algo?—Comentó rodeándome con el brazo. Asentí y me derrumbé. Lo abracé y comencé a llorar.—Eu tranquila. Venite para acá, hablamos, me contás, y luego ya entramos. No quiero que te vean así, ¿vale?—Volví a asentir.

—¿Es gilipollas el pive? Escúchame Carla, sos re linda, y Antoine es así Carla.No te comas mas la cabeza.—Me abrazó, y besó mi frente.

—Muchísimas gracias Josema.—Le abrazé, y al separarnos, quedamos muy cerca, pero decidí no hacerlo. No era el momento —¿Vamos dentro?

—Ehmm si, si.

Salimos del coche y llamamos a la puerta. Una María sonriente nos abrió.

—Genial—Me dio dos besos—Pasad, están ya todos en el salón.

—¡Carla!

—¡Capi!

Salude a todos y les dije a las chicas que luego les contaría algo.

—¿No ha venido Antoine?—Preguntó Koke.

—Bocazas...—Susurró Josema y no pude evitar reír.

—No, estaba ocupado. Tenía... Otras cosas que hacer.

—¿Y tú por qué has venido?—Pregunto esta vez Yannick.

—¿Qué pasa? ¿No me quieres aquí?—Reí.

—Yo te amo.—Dramatizó el belga y Noa tosió falsamente.—Pero no más que al amor de mi vida claro.—Dijo obvio antes de besar a Noa.

—Ah, ya decía yo...—río la gallega.

—Bueno, en realidad he venido para avisaros de que he adelantado el viaje y me voy mañana a Buenos Aires.

—¿Y eso?—Preguntó Sara.

— No se, me apetecía.—Menti—. Tenía ganas de ir.

— ¿A qué hora sale el avión?—Preguntó Gabi.

—Ocho, tengo que estar allí sobre las seis...

—Así que madrugar eh...

—Amil, ella siempre chafando—. Reí.

—A mi no me chafa—. Comentó Nando con una sonrisa.

—No, a ti....—Dijo Maria

—Bueno, dejemos de hablar de eso.

—Lucía la pacifista—. Comentó Saúl.

—Claro, y luego Luqui la despacifica—. Comentó Yan liándose con la última palabra y en un acento belga.

—Bueno, ¿vamos a comer?—Preguntó Koke y asentimos. Salimos a fuera a comer.

La comida pasó entre risas y bromas, y la tarde pasó igual de rápido. Sin darnos cuenta se hicieron las 9, y llegó la hora de irse y despedirse. Quedé con Josema en que me llevaría él, asique para que no se pegara una paliza, dormiría en mi casa.
La despedida, como cualquier otra, fue dura, pero solo sería unas semanas las que estaría allí.

Cuando llegamos a casa, le di una camiseta a Josema pues dormiría en bóxers.

—¿Cenamos algo?—Pregunté sentándome a su lado.

—¿Pedimos pizza?

—Es lo que estaba esperando que dijeses—Me abrazó.—Pídela tú, y te la pago.

—No, no. La pago yo.—Dijo haciéndose el ofendido.

—Está bien...

Estábamos viendo la tele, rodeada por sus brazos, pasando instagram y subiendo algún insta story con Josema cuando saltó una llamada entrante. Era Antoine.

Secrets || Antoine Griezmann||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora