Capitulo 16

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Habían pasado varios días, no había vuelto a hablar con Antoine, ya que no tenía que ir a fisioterapia y no quería ponerle en peligro. Por lo que había visto en las redes sociales de Dennise, últimamente no estaban tanto juntos.

Hoy poníamos rumbo a Segovia a Los Ángeles de San Rafael, así que decidí levantarme pronto para hacer la maleta y dejar todo colocado antes de irme.

— ¿Está libre?

— No sé yo si aguantar a un Uruguayo durante un poco más de una hora sea lo ideal—. Reí y él se hizo el ofendido.— Anda siéntate.

— Sabía que vos me dirías que sí. No como otros— Comentó alzando la voz y echando la cabeza para atrás donde se encontraba Fernando.

— Es que le prometí a Saúl guardarle un sitio. Mira ahí viene.

— ¿Enserio sois adultos?

— Lo intentamos.

— El único cuerdo del equipo es el Capi.

— Y tanto—. Comentó Gabi desde la otra parte del bus ya que me había oído.

Antoine subió al autobús y nuestras miradas se cruzaron, iba directo a mí, pero vio que estaba Josema y se fue atrás con Godín, Gameiro y Lucas.

Durante el camino estuve hablando con Josema y con los dos niños que teníamos detrás. No tardé en dormirme y apoyé mi cabeza en el hombro de Josema para estar más agusto.

Al cabo de unos veinte minutos me levanté por el ruido que estaban haciendo Torres y Saúl.

— La madre  que os parió—. Comenté levantando la cabeza del hombro de Josema. — ¿No calláis nunca? — Ellos negaron y bufé.

— Pobre Carla, tranquila, solo quedan unos diez minutos.

— Gracias Josema—. Dije sarcástica.

Esos últimos Díez minutos los pasé pensando en qué iba a hacer con Antoine aquí, supongo que hablarlo y decirle que no podemos estar juntos, o poner una excusa.

Llegamos a Los Ángeles de San Rafael y todos fuimos a colocar las cosas, yo no compartía habitación con nadie. Deshice la maleta tranquilamente y como tenía tiempo de sobra fui a dar un paseo.
Salí de la habitación, recorrí el pasillo.

— ¿A dónde vas vos?

Me paré en seco.

— A... Dar un paseo, me ha sobrado tiempo.

— Vale, no vengas tarde.

— Gracias Diego—. Le di un beso en la mejilla y salí a fuera.

Respiré hondo el olor de Segovia, observé detenidamente las vistas tan bonitas que nos ofrecían Los Ángeles de San Rafael.

Empecé a andar y me fui detrás del campo de fútbol, me senté y miré las montañas por unos minutos, hasta que noté un cuerpo detrás mía, antes de que me hubiese girado, ya lo tenía sentado a mi lado.

— ¿Es bonito, eh?

— Bastante.

— No hay mejor sitio para empezar la pretemporada.

— ¿No vas a llegar tarde?

— Tú también—. Asentí.— El otro día hablé con Dennise. Me dijo de lo que habíais hablado. Y acabamos la relación tranquilamente. Dijo que no te iba a hacer nada.

— Me dijo que podíamos salir malparados los dos. Si te dijo que a mí no...

— Carla. No me va a hacer nada. No se va a arriesgar.

— Ten cuidado por favor—. Le abracé.

— Si—. Me besó la frente y después los labios.

— Prométemelo.

— Te lo prometo. Pero no quiero dejarte escapar—. Se levantó y se arrodilló en frente mía. — ¿Quieres ser mi novia?— Asentí y le besé.

— Prométeme que tendrás cuidado, por favor.

— Que si—. Alargó la "i".

— Anda vamos que si no llegamos tarde—. Me levanté y él bufó y se levantó acto seguido.

                                               
                                                       (...)

— Buenas noches—. Comenté sentándome en una de las mesas para cenar.

— Buenas noches—. Dijeron los que estaban en la mesa; Fernando, Luciano, Saúl, Filipe, Gabi, Koke y Antoine.

Habían pasado dos días y Antoine había decidido hacerlo público y que mejor manera de hacerlo público que decírselo primero a la que era ya nuestra familia, sabiendo que una parte de la mía estaba presente.

Al acabar de cenar, cuando ya se estaban tomando los cafés, Antoine me miró y yo asentí.

— Por favor—. Llamó la atención de todos al golpear una copa con una cuchara varias veces. — Quería contaros una cosa en estos últimos minutos. Veréis quiero anunciaros, aunque algunos ya sabréis de lo que voy a hablaros, quiero deciros que estoy muy orgulloso de presentaros, a vosotros, a mi segunda familia, a la chica que me tiene loco desde el primer día en que la vi, nos ha costado mucho llegar hasta aquí, así que os la quiero presentar como mi novia, Carla, por favor...

Me levanté lentamente y miré a mi padre el cuál sonrió y fue el primero en aplaudir y después le siguieron los demás.
Antoine me agarró de la mano, nos miramos y después nos sentamos dando las gracias por el cariño de todos.

Ya podía estar feliz, estaba con el chico que quería y lo podía decir.

Acabamos la cena y le dije a Antoine que me siguiera. Localicé a mi padre y fui tras él.

— Diego—. Lo llamé, no me gustaba llamarlo papá en "horario de trabajo".

— ¿Querés algo?

— ¿Qué te parece lo que dijo Antoine en la cena?

— ¿Lo de que son novios? — Asentí.— Oh, Carla, Antoine, me parece una buenísima noticia, son perfectos. Y Carla, vos tenés una edad en la que mandás en vuestra vida. Yo no puedo hacer nada. Pero gracias a Dios que elegiste a Antoine. Antoine — Se dirigió al francés y este se puso firme y tragó saliva.—. Espero que sepas, que esto no va a afectar a tus minutos ni a tu trato.

— Lo sé Simeone, quiero ganarme yo solo los minutos. Y quiero que sepas que cuidaré de tu hija, eres un gran suegro—. Ambos rieron.

— Muchas gracias papá—. Se sorprendió al oír esa palabra, lo pude notar. — Eres el mejor.

— Dejá de hacerme la pelota y ándate ya, carajo—. Rió y le abracé.

Antoine y yo fuimos andando por el pasillo. Entramos a mi cuarto y estuvimos tumbados en la cama viendo una película.

Tardó poco en besar mi cuello.

— Antoine, mañana tenéis la sesión a las 8:30 de la mañana. No.

— Joo—. Bufó y beso mi cuello.

— Antoine...— Me hizo cosquillas y estallé en una carcajada. — ¡Para! ¡Para! ¡Antoine, para! — Reía.

— Me encanta tu risa. Me encantas tú, toda tú.

— Y a mí tu—. Lo besé— pero mañana tenemos que madrugar, lo dejamos para otro día.

— Me voy a acordar.

— Perfecto.

Lo abracé y me tumbe a su lado, rodeando su tronco y con mi cabeza apoyada en su pecho, mientras él me rodeaba por la cintura. Me quedé dormida rápidamente.

Había echado de menos su aroma, le había echado de menos a él.

Secrets || Antoine Griezmann||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora