1. Oh, querida Texas.

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«Pi, pi, pi»

"Mi maldita alarma" — fue lo primero que pensé.

Me levanté de mi suave cama para dirigirme al baño y hacer tanto mis necesidades como arreglar mi aspecto. Al llegar, me despojé de toda mi ropa para luego tirarla al cesto de la ropa sucia. Abrí el grifo de la ducha y esperé unos segundos a que se calentara, cuando vi pequeños humos causados por el calor, me metí en la ducha. Cogí un poco de champú y lo eché sobre mi cabello, y lo enjuagué agua. Cogí una esponja y empecé a enjabonar mi cuerpo, y me volví a enjuagar. Cogí una toalla y la envolví a mi alrededor y otra toalla para mi cabello, para luego irme hacia mi habitación y escoger prendas cómodas hacia el viaje de Texas para la cena de Navidad.

Bajé las escaleras mientras pensaba en lo que echaré de menos Sidney estas Navidades, ya que siempre las celebré aquí con algunos pocos familiares y mis grandiosos amigos, aunque veré a mi familia estadounidense y eso me llega a subir el ánimo.

Cuando llegué a la cocina, me preparé unos tacos, en verdad, estaba muerta de hambre, y los tacos son geniales. Al terminarlos, me los comí mientras hablaba con mi novio Adam sobre el viaje que tendremos en unas pocas horas.

Metí el plato en el lavavajillas y fui a por mi equipaje. Salí fuera de mi casa, esperando a Adam. Cuando le vi, se bajó del coche y se acercó a mí.

— Hola nena. — me dijo él a la vez que me daba un suave, pero rudo beso.
— Hola, te he echado de menos. — dije con morritos y mirándole triste.
— Bueno, ya estoy aquí, no te preocupes. — al oírlo, sonreí. — Oye, ¿soy yo o te has puesto más buena? Cada día eres más hermosa. — empecé a reírme y él me siguió.
— Anda, déjate de tonterías y ayúdame a subir el equipajeee. — hablé alargando la 'e'.

Él me guiñó el ojo y me ayudó, luego subimos al coche y encendí la radio, para acomodarnos ambos en un ambiente musical cómodo y tranquilo.

Llegamos al aeropuerto, cogimos el equipaje y pasamos todo tipo de controles para poder abarcar el avión. Después de 15 minutos, pudimos entrar en el avión, ahí nos acomodamos ambos.

— Yo no entiendo para qué tantos controles, si lo más malo que podremos llevar es un tenedor para pinchar el espejo del baño. — habló Adam agarrándome la mano. Empezamos a reírnos ambos.
— ¿Acaso eres un asesino de espejos? — dije relajándome un poco, después de reírme tanto.
— Bueno, de alguna manera me tendré que ganar la vida. La verdad es que mi jefe me paga demasiado bien para matar espejos. — empezamos a reírnos aún más.
— ¿Por qué eres tan tierno? Te amo muchísimo, cariño.
— Te amo aún más, pequeña malvada. — y nos fundimos en un gran beso, hasta que una voz nos interrumpió.
— Perdonen, ¿desean algo para beber? — preguntó una azafata bastante amable.
— ¿Podría traernos dos botellas de agua? — le pregunté. 
— Claro, aquí tienen. Si necesitan cualquier información, pueden preguntarme a mí o a mis dos compañeras, también tenemos un folleto, en el que también explicamos varias dudas que podrían tener. — nos enseñó un folleto bastante decorado, el cual nos lo dejó en unas mesitas.
— Muchas gracias, señorita. — respondió Adam.
— No es nada señores. — agregó ella con una sonrisa para luego irse.
— Oye, pero qué buena es, ¿no? — me habló Adam.
— Quieres molestarme, ¿verdad?
— Anda, no te enfades, si eres mi única chica y bebé a la que quiero, Aria. — dijo para luego besarme la mejilla. Intenté mantenerme seria y esconder mi sonrisa, pero me fue imposible.

Nos relajamos ambos viendo nuestros teléfonos, teniendo pequeñas conversaciones o jugando algún juego. Después, tuvimos por fin nuestra primera comida en el avión, la cual disfrutamos bastante entre risas. Al terminar de comer, me quedé sobre el hombro de Adam viendo una película junto a él, con la cual me quedé dormida.

Tiempo después, sentí un zarandeo sobre mi hombro derecho el cual hizo que me despertara. Vi que era Adam.

— Despierta, Aria, bebé, ya hemos llegado.

Me levanté de la silla y cogí mi equipaje para luego salir del avión. Fuimos hacia un taxi el cual estaba parado y subimos a él, primero fuimos a la casa de mi abuela para luego Adam irse a por el auto rentado.

Cogí mi equipaje y llamé al timbre. En pocos segundos mi abuela ya estaba sobre mí abrazándome y dándome besitos.

— ¡Cariño! ¡Cuánto tiempo! ¡Te hemos echado muchísimo de menos! ¡Estás hermosísima! — habló ella con gran euforia en cada palabra que decía.
— Vaya, qué gran recibimiento. No sabes lo que te he echado de menos, a ti y a tu rica comida, tus dulces abrazos abrazos y todo. Me alegra poder estar aquí. — dije emocionada y casi llorando por no haberla visto durante tanto tiempo.
— Venga cariño, no llores que es Navidad y hay que estar feliz, una niña como tú no debe llorar. — me dijo ella con su típica mirada de dulzura — Ahora ven, te presentaré a mis amigas aunque ya las conozcas, estábamos tomando el té, ¿quieres uno?
— No, gracias abuela. Estoy llen...
— No, no, no. Ahora mismo te daré un té y unas magdalenas, debes comer. Y nada de peros, señorita. — dijo ella entregándome magdalenas y una taza de té. Salimos de la cocina para irnos al salón — Mira corazón, ellas son Debbie y Anna, mis dos queridas y encantadoras amigas, con las que siempre habló sobre todo, todo. — empezamos a reírnos las cuatro — Debbie, Anna, como ya sabéis y la conocéis, ella es mi nieta Aria, sobre la que siempre os hablo, de lo bonita e inteligente que puede ser esta pequeña. — empecé a sonrojarme gracias a sus palabras, aunque mi abuela siempre es así.

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Hola♡.
Esta novela está creada por María y Elena, somos dos mejores amigas, y pues nos hemos unido a hacer una novela, jejeje, (aclaramos, no somos expertas en estas cosas, pero nos hacía ilusión unirnos en este proyecto). Esperamos que os guste muchísimo y al igual que si os gusta esta parte, os gusten todas las demás. Ojalá disfruten este capítulo y gracias por su atención♡.
Melena, x.

♡ BAD AUSTRALIAN BABY. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora