¡¿Qué?!
¡¿Qué demonios me acaba de decir?!No... no...
En aquel momento mi cabeza estaba en todos los lugares posibles, excepto aquí, mi cerebro estaba evadiendo cualquier tipo de contacto con Harry, y tratando de asimilar lo que me acaba de decir saliendo por sus precios y rosados labios, trago saliva.— Ha-Har-Harry... ¿qué me estás diciendo? — dije nerviosamente y sin poder asimilar lo que estaba ocurriendo.
— Nena, ya lo has oído, no te hagas ahora la tonta. — respondió empezando a acariciar mi cabello y acercándose cada vez a mi rostro. — Mmmmh. — empezó a gemir. — Ambos sabemos que te gustaría estar conmigo, no importa dónde, encima o debajo mío, sabes que lo estás más que deseando. Solo hace falta que digas "sí quiero, papi".
— Harry, ¡escúchate! Por Dios, yo no puedo hacer eso. ¡Eres mi cuñado!
— Ssssh, Chloe no tiene por qué enterarse, ¿o no pequeña? Esa boquita de papi no dirá nada, ¿verdad? Porque esa boquita de papi solo se utiliza para otros objetivos, ¿cierto o no, nena?
— Pap... Perdón, Harry. Yo no puedo. — hablé antes de que él pudiera decir cualquier idiotez más. — Por favor, vete, y no te acerques más a mí, somos familia, debes de entender eso.Harry empezó a reírse mientras yo estaba con el corazón en la garganta, sentía como la sangre de mi cuerpo se paraba para luego seguir de un modo lento.
Él se fue con sus manos en los bolsillos, para luego oír el sonido de la puerta siendo cerrada.
«¿Qué acaba de ocurrir?» Fue lo primero que pasó por mi cabeza.
Minutos después, preferí escaparme de esto durante unas horas, haciendo lo que mejor sabía: dormir.
Desperté gracias al sol cuyos rayos traspasaban las persianas y se dirigían a mi cara.
Fui al baño recordando lo de la noche pasada e intentando actuar como si todo hubiera sido un sueño.
Quité mi ropa para luego tirarla al cesto y encender la ducha, metiéndome en una ducha congelada esperando a que se calentara, mientras mi mente volaba en todos sitios. Cuando sentí que el agua estaba caliente, cogí champú y empecé a lavar mi cabello y cuerpo, para después enjugarme y coger una toalla, enrollándola a mí alrededor.
Fui hacia mi habitación, para ir al armario y coger unos jeans azules con un jersey blanco y unas zapatillas blancas. Me vestí y bajé hacia la cocina, donde me pude encontrar a mi querida familia.
— Buenos días a todos. — dije con una sonrisa en la cara.
— Buenos días huevito mío. — habló mi abuela la primera, como siempre mientras me abrazaba.
— Huolaaa prima. — habló mi prima de una forma graciosa a lo que me hizo reír.Esperé a que también me respondiera Harry, pero no hubo ni un simple hola por su parte. ¿Tal vez esté enfadado por lo que le dije? Debería de entenderlo, somos familia, no desconocidos, pertenecemos a la misma familia y yo no puedo engañar a mi propia prima.
Moví mis pies lentamente hasta la isla donde se encontraba Harry preparándose una tostada, cogí el café para verterlo en mi taza.
— Hola Harry. — dije en un susurro para que me oyera solo él, esperé respuesta o algún sonido, pero nada, volví a intentarlo. — Buenos días. — me quedé unos segundos esperando hasta ver qué no me decía nada.
— Por cierto Chloe. — Por fin pude oír su voz. — No puedo ir con vosotras a ver los muebles para el piso de Aria, me duele mucho la cabeza, y desde ayer por la noche. — habló Harry de una manera bastante ¿rencorosa?
— ¿Estás bien cariño? ¿Necesitas algo? ¿Una pastilla o un té? — respondió mi prima para ir a su lado y ofrecerle todo tipo de productos para recuperarse.
— No hace falta, bebé. Solo me quedaré descansando para mejorar algo, solo espero que no te moleste el que no vaya con vosotras.
— No, no, no. ¿Cómo nos va a molestar? Ante todo tu salud, no te preocupes. Ve tranquilo y descansa.
— Te llevaré algo muy bueno que se lleva haciendo en mi familia desde hace más de cien años, seguro que te pondrá mucho mejor. — le habló mi abuela.
— Muchas gracias, de verdad. — dijo Harry para echarme una mirada rápida y luego irse a su habitación.
— Pobre chico, con la de cosas que tendrá encima. — dijo la abuela resoplando.
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♡ BAD AUSTRALIAN BABY. ♡
FanficAria es una chica rebelde de 17 años. Harry es un empresario de 30 años con gustos peculiares. Ellos son totalmente diferentes. Ellos son polos opuestos. Pero a Harry no le importaría educar unas cuantas boquitas sucias. -