Hace horas que la policía apareció en mi casa y me ha arrestado por la paliza que le he dado a Bob, no sé nada de Maya desde entonces. Intento respirar con tranquilidad, paso mis manos por mi cuello y por mi cabeza. Cada vez que el silbido del guardia que cuida las celdas suena, me dan ganas de arrancarle la cabeza. No es la primera vez que estoy en esta situación, no es la primera vez que paso horas dentro de una celda en terribles condiciones y no es la primera vez que golpeo a un hombre hasta matarlo. Al menos, esta vez, no lo he hecho. Bob sigue vivo, pero si dependiera únicamente de mí, no lo estaría.
La idea de que ha tocado a Maya revienta en mi cerebro como dinamita, los pensamientos se cuelan en mi mente sin permiso y las imágenes de su pequeño cuerpo desnudo debajo de ese desgraciado han hecho de mi estancia en la delegación algo peor. Y su madre, ¡mierda! Su madre es una estúpida ciega. Me ha recordado tanto a mamá. La situación, por supuesto, es totalmente distinta, aunque, a final de cuentas una había ignorado el hecho de que su pequeña hija estaba muerta por culpa de un abusador de menores y la otra prefería a un hombre que no conoce desde hace mucho que a su propia hija.
Pensar en que, cuando la dejé en su casa se miraba tan feliz y que me dolía el pecho de satisfacción por haber logrado eso en ella, por haber hecho su primera vez inolvidable y que ese hijo de puta lo haya arruinado de esta manera hace que la sangre me hierva. ¡Maldita sea! Y como si eso no fuera poco ahora mi hobbit debe estar más que preocupada por mí, sin saber qué hacer o cómo ayudarme, cuando lo último que quiero es provocarle más problemas.
Sé que mi situación es difícil, tengo antecedentes, mis padres habían logrado sacarme de prisión aquella vez y habían evitado un juicio y todo lo que eso conlleva, también pagaron para que aquella acusación no saliera jamás de esos juzgados, pero, si la policía hace bien su trabajo podrían descubrir que estas manos ya han matado antes y que mis intenciones con Bob eran exactamente las mismas.
Mi parte razonable me pregunta: ¿En qué demonios pensabas? ¿Por qué no has podido controlarte? ¿Entiendes que la golpeaste a ella? Y es que estuve a punto de enviar todo directito a la mierda, estuvo a nada de perder a la única razón por la cual aún no me doy contra estas paredes hasta dejar de existir. Si hubiera tenido una crisis como la de ayer y Maya no existiera, ahora mismo no sé que sería de mí.
Me había dolido tanto el miedo en su mirada, la forma en que temblaba, quise creer que era por lo ocurrido con Bob, pero sabía bien que era por mí, porque la había tirado por los aires. Apenas y me creo que al final de la noche se quedó a mi lado, durmió en mi cama y se acurrucó en mi pecho.
Esa niña me había mirado al fin en mi máxima expresión, soltando guantazos, irreconocible hasta el punto de tocarla a ella, y aun así, aún después de ser atacada por ese infeliz, se ha quedado a mi lado. ¿Cómo no amarla? ¿Cómo no querer cuidarla, protegerla, atesorarla? ¿Cómo no voy a querer venderle mi alma al diablo antes de que algo le ocurra a ella? Yo no sé si alguien en este planeta entienda la forma en la que Maya Green ha hecho una diferencia entre mi pasado y mi presente, yo no sé si haya alguien capaz de enamorarse hasta las entrañas en tan poco tiempo de un ser divino, precioso, perfecto. Yo no sé si alguien al menos me crea que la tranquilidad que ella me proporciona es aún mayor que las puñeteras medicinas, lo único que sé es que ella ahora es mi presente y eso, me hace pensar que, todo llega en el tiempo que debe de llegar, no antes ni después, sino, en el momento perfecto.
Sofocado porque no me han dejado hacer la llamada que, por derecho me corresponde, y desesperado por no tener alguna forma de decirle a Maya que no se preocupe por mí, lo intento de nuevo. Llamo al guardia con amabilidad, ¿saben lo que he tenido que hacer para poder lograr usar una voz amable? Me he imaginado a Maya justo frente a mí, y eso ha sido suficiente para calmarme, aunque sea un poco. ¿Ahora lo entienden? Mucho mejor que las medicinas.
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Las confesiones de Adam.
Teen FictionEscenas extras de ¿Cómo estar sin ti? Y ¿Cómo volver a ti?