15:Una nueva vida.

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zineray Gracias por amar tanto a Adam,  pero que conste que no lo amas más que yo jajaja.

Las cosas marchan bastante bien, desde que Maya y yo nos casamos me despierto cada mañana con una estúpida sonrisa en la cara. Agradezco a la vida todos los días por volverla a tener a mi lado, en la misma cama, en la misma casa, en el mismo camino. No somos los mismos de antes y jamás lo volveremos a ser, hemos evolucionado y con nosotros nuestro amor también. Ya no hay tantas peleas como en el pasado, pero de vez en cuando recordamos viejos tiempos y tenemos discusiones que pueden durar horas, después de todo mi saltamontes continúa siendo la misma terca y yo el mismo celoso.

Después de dar la noticia menos esperada por nuestras madres, todo se ha ido asentando, mamá por un lado está feliz porque Maya y yo decidimos bajar un poco la guardia y permitirle planearnos una boda como debe de ser, según ella y Mery se ha quedado más tranquila desde que le demostramos que nuestro matrimonio es legal y ha dejado que Maya se quede a vivir conmigo, lo cual es estúpido. Maya y yo hemos vivido juntos prácticamente desde el inicio de nuestra relación, sólo me comporté por mi hobbit, ganas de gritarle a esa mujer que Maya es mía por todos los medios habidos y por haber no me faltaron.

Mi hermosa y pequeñita esposa ha regresado a la universidad, al principio le costó trabajo adaptarse, ya nada solía ser como ella lo había dejado hace poco más de dos años. Ha hecho amigas y... para mi desgracia, amigos. No puede quejarse de mí, me he comportado, he sido un buen esposo, no le he hecho ningún escándalo y tampoco la celo demasiado, aunque, cuando se marcha de casa y me quedo solo tengo que ir al cuarto que he acondicionado como gimnasio y boxear un rato, sí, eso me calma, aunque no tanto como sus besos, sus caricias o su simple mirada.

Las primeras semanas después de que saliera del hospital vivimos con mis padres, luego compré un apartamento aún más diminuto que el que teníamos antes, y esa es la razón por la cual mi terca esposa aceptó que lo comprara, aunque este tiene dos habitaciones. Necesitaba a Maya para mí solo, al menos por las noches y ella no se sentía muy cómoda viviendo con mis padres, además este lugar es temporal, en cuanto termine sus estudios regresaremos a San Francisco y allá haremos una nueva vida, una vida de la cual nunca debimos escapar.

—Maya —la llamo preocupado, ya tiene bastante rato en el baño y se ha encerrado—, ¿estás bien?

—Salgo en un momento.

—Maya déjame pasar, me estás preocupando.

Abre la puerta, pero no la veo de inmediato, está recostada en el lavado y no tiene buen semblante.

—¿Qué pasa hobbit? —La tomo entre mis brazos y la ayudo a caminar hasta la cama—. Maya dime algo, me estás asustando mucho.

—No lo sé, ayer estaba bien y hoy he amanecido con muchas ganas de vomitar, lo he hecho ya tres veces. No me siento bien, Adam... estoy muy débil.

—Vamos al hospital. —Intento ponerla de pie y niega con su cabeza.

—No quiero ir nunca más a un hospital, Adam.

—Claro que vamos a ir, pasaste dos años en coma, quizás es una reacción tardía. Vamos, voy a ayudarte. —Estoy preocupado hasta la médula. Su rostro se ha tornado entre verduzco y amarillo. ¡Joder!

—No quiero —insiste.

—Ey. —Le tomo el rostro entre mis manos—. He mejorado mi control obsesionado desde que volviste a la universidad, pero con tu salud no voy a ceder. Ya te perdí dos veces, primero cuando no te creí y luego por el coma, no va a pasarme una tercera vez. Por favor, te lo suplico, hazme caso, aunque sea en esto, por favor hobbit.

Las confesiones de Adam. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora