Hoy es el cumpleaños de Maya y me siento tremendamente emocionado, como si de pronto ese agujero negro en el que yo mismo me he olvidado por tanto tiempo estuviera llenándose de luz. He caminado solo, sin imaginarme que en medio de ese camino me la toparía a ella, a esa pequeñita humana, llena de tantas virtudes, que ni siquiera soy apto de encontrar defectos. De acuerdo, es un poco terca, pero eso me hace quererla más.
Es extraño, todo este sentimiento en mí, veo la forma en la que ella me mira y aunque suene deprimente, es difícil para mí comprender que alguien me acepte como soy, que alguien dulce, encantadora, amorosa, cariñosa, inocente, pura, ingeniosa, preciosa, delicada de pies a cabeza pueda mirarme de esa forma tan sutil, llena de esperanza, de orgullo, de amor.
Sé que al principio Maya estaba deslumbrada por ese idiota llamado Tyler Brown, he de confesar que, fingía querer ayudarla, cuando en realidad trataba de conquistarla, incluso yo mismo me engañaba diciéndome que le llevaba algunos años, que era una niña, una chiquilla, y he terminado hechizado, ya no sé si por sus rizos, los cuales me seducen de forma poco peculiar, sus ojos grandes, redondos y verdes, a veces pienso que son sus mejillas, esas, que se sonrojan cuando digo una brutalidad, porque olvido lo inocente que es y me cuesta mucho contenerme. La deseo, he estado solo por mucho tiempo y que una mujer se sienta atraída por mí a pesar de conocer mis demonios, ha hecho que mi apetito sexual por ese pequeño pero perfecto cuerpo aumente de una forma preocupante.
Sin embargo, no pienso presionarla. Quiero que cuando suceda, no olvide, jamás, que fui yo quien la besé entera, quien recorrió cada espacio de su piel, quien la hizo mujer. Ya sé lo soberbio que me puedo escuchar, lo machista y retrógrado que es eso para las mujeres. Honestamente me tiene sin cuidado si una mujer ha estado con otros antes que conmigo, pero con Maya todo ha cambiado, no me importaría si no fuera el primero, pero, lo seré y eso ha alborotado esa parte en mí que la quiere sólo para mí, no porque la vea como un pedazo de carne o porque me quiera lucrar de la hazaña, NO, ese no es el caso. Lo que quiero es atesorarla cada día, hacerla sentir la mujer más hermosa del jodido planeta, verla sonreír, sin temores, sin vergüenza, quiero ser el mejor hombre para ella, quiero ser todo lo que ella espera de mí y con mi padecimiento es realmente difícil.
No sé qué hubiera hecho si con todo lo que desataron las últimas visitas en mi vida, hubiera perdido a Maya. Primero Katherine volvió a encontrarme, como siempre, pero esta vez, he dejado que se quede, porque ya no soy el mismo Adam. Esa niña, mi vecina, MI Maya, ha logrado cambiarme, al menos un poco, en sólo días.
Así que cuando miré a Katherine en mi puerta no hice otra cosa más que abrazarla e invitarla a casa. Lo que me provocó problemas con Maya, que resolví enseguida. La cuestión es que, unos días después en una de mis peleas, fui arrestado junto con Maya, José, con quien he aprendido a convivir y Becca, la mejor amiga de Maya. Lo que me provocó más problemas con Maya porque su madre no me quiere ni un poco y al ser menor de edad tuvo que ir por ella a la delegación, lo que dio lugar a una orden de alejamiento y a que el imbécil de Bob, la pareja de su madre, a quien quiero partirle la cara cada vez que lo veo no haga otra cosa más que acosar a Maya y sólo me he controlado porque, no he querido mostrarle a Maya quién soy realmente.
La única razón por la cual no fui obligado a cambiar de domicilio es por la presencia de dos personas que no imaginé ver tan pronto y, aunque la madre de Maya lo intentó, al mirar que no podría con las influencias de estas dos personas, desistió. Suponía que algún día tendría que verlos de nuevo, pero no tan pronto, tres años no habían borrado el dolor de su rechazo, de su abandono, la muerte de Alicia y mucho menos lo poco que habían hecho para que se hiciera justicia. Quizás si hubieran actuado de forma normal, cuando llegué a aquel apartamento, ese hombre ya no hubiera estado ahí y yo no cargaría con una muerte en mis hombros. Sí, estoy hablando de mis padres, quienes aparecieron de un momento a otro y me sacaron de prisión. Al verme acorralado le pedí ayuda a Katherine pero ella creyó que era tiempo de enfrentar a mis padres y los ha llamado dándoles toda la información que necesitaban para llegar a mí.
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Las confesiones de Adam.
Teen FictionEscenas extras de ¿Cómo estar sin ti? Y ¿Cómo volver a ti?