Jessica Ramírez, espero que este capítulo alegre tu día 💘
Los meses han pasado volando frente a mis ojos. Apenas ayer nos informaron que seríamos padres y hoy Maya ya tiene ocho meses de embarazo. ¿Cómo ha sido su embarazo? Ella les dirá que ha sido insoportable, que no le permito hacer nada y que si antes era controlador ahora la estoy asfixiando, bueno, eso fue lo que me gritó ayer porque no le permití ir a hacer las compras al supermercado, estaba nevando y no quería que la acompañara, me daba terror que lo hiciera sola, o que terminara cayéndose de bruces en la acera por la humedad y la nieve, pues estamos en invierno.
Por supuesto que ella no lo ha entendido y se ha puesto a gritarme cada cosa que se le ha ocurrido. Sí, Maya se molesta por todo, llora por todo y hace drama de todo desde que está embarazada, aunque tengo que aceptar que yo no ayudo mucho, ya sé que soy el causante de todos esos dramas.
Después de la primera vez que pregunté por el sexo de nuestra hija o hijo no lo he vuelto a hacer, acordamos que sería una sorpresa, el problema es que Maya se enoja conmigo a diario por la cantidad de ropa y juguetes que he comprado para ambos sexos, quiero estar preparado.
—Vamos amor, ya no estés molesta conmigo —le suplico por décima vez.
—Es que tienes que parar, me has cuidado todos estos meses como si fuera de cristal, Adam. No va a ocurrirme nada, comprendo que los primeros meses te sintieras extraño y temeroso, pero ya son ocho, nuestro hijo nacerá, deja de preocuparte.
—Lo siento, no puedo evitarlo —me disculpo.
—¿Por qué no me dejas hacer nada? Te he complacido en todo, suspendí la universidad en el mes seis para que estuvieras tranquilo, no he buscado empleo y me la paso todo el día en casa, es tu sueño hecho realidad, me tienes sólo para ti, hace tres meses que ni siquiera vamos a casa de tus padres porque según tú no debo caminar mucho.
—Hobbit...
—Hobbit nada. O te comportas este último mes o me iré a San Francisco con mi madre.
—No vas a irte a ningún lado. No lo digas ni siquiera en broma. Perdón, lo siento mucho. Sé que me he pasado con todos los cuidados, es sólo que me la paso preocupado todos los días. Es mi primera vez, ¿de acuerdo? Me da terror que algo salga mal, que te pase algo a ti o al mini-hobbit, sabes que te amo y que amo a ese pequeño aún sin conocerlo, sólo quiero que algo en nuestras vidas sea normal, que todo salga bien, que no haya drama ni ningún tipo de pérdida. Me muero de nervios pensando en el día que llegue la hora y lo traigas al mundo.
—Ven acá —me pide dando una palmadita en el sillón. Me siento a su lado y me da un beso prolongado—. No va a ocurrir nada, si el doctor dice que todo marcha bien es porque es así. Tienes que prepararte, seguramente gritaré mucho cuando se rompa la fuente y lloraré y te golpearé para contrarrestar el dolor y tú tienes que conservar la calma. Pero, por favor ya no me tengas encerrada. Quiero salir con normalidad, Adam... por favor, incluso quiero ver a tu madre, todo para que me saques de aquí.
—Está bien, iremos a casa de papá y luego a dar un paseo tú y yo. Intentaré relajarme un poco —accedo.
—Gracias, esposo mío. —Adoro que me diga así—. Iré a cambiarme
Lo del paseo se me ha ocurrido porque su madre y sus hermanos llegarán en cuestión de horas. Es una sorpresa, sé que he rayado en la obsesión con mis atenciones y mis cuidados. El gran problema es que he escuchado ciento de veces que el matrimonio lleva trabajo, que con el pasar del tiempo el amor se va transformando y que de alguna u otra forma ya no sientes lo mismo, tampoco la misma pasión y estoy empezando a creer que tengo problemas, si bien es cierto apenas tenemos algunos meses de casados, vivimos juntos desde hace mucho tiempo y no siento que el amor se esté transformando, aumenta por ella cada segundo, mi cuerpo la necesita cada microsegundo, la amo con locura, amo todo lo que ella es, lo que representa, amo sus rabietas, sus momentos buenos y malos, amo cada uno de sus defectos y la deseo a un punto enloquecedor, no me importa lo extraña que se mira con esa enorme barriga, con lo pequeñita que es ella, en fin, Maya Green sigue provocándome lo mismo que hace tres años, que hace meses, que hace un día y sé que será así por siempre.
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Las confesiones de Adam.
Teen FictionEscenas extras de ¿Cómo estar sin ti? Y ¿Cómo volver a ti?