7. El hildring y la epifanía

565 30 7
                                    

NOTA DE AUTOR:

Hildring es una palabra noruega que se refiere al fenómeno óptico de las imágenes que se desvanecen a lo lejos cuando hace calor. Podría definirse como una especie de espejismo.

Frozen y demás personajes pertenecen a Disney. Esta es una obra de ficción y no es una historia apta para niños.

...

Un corazón helado
por Berelince
7 El hildring y la epifanía

...

Titus corría por el oscuro pasillo con toda la velocidad que pudo permitirse a pesar de las telas y la armadura chorreantes de agua salada que llevaba encima.

Sostenía en alto el pedazo de pergamino que había logrado salvar de la violenta corriente, entornaba los ojos en un intento por vislumbrar los pasajes que debía atravesar para llegar a la bóveda que le había indicado Kyla. Apretó los dientes en su determinación. Él no era un guerrero, ni un atleta; pero era muy alto y tenía piernas largas.

Nunca en su inútil existencia de hijo menor se había sentido tan importante y necesario. Una vida dependía de su pronto accionar.

Subió de dos en dos las escaleras e ignoró los múltiples arcos que filtraban luz por el corredor. Tenía la vista fija en una sola entrada. La única que importaba. Con grandes zancadas, se introdujo en una cámara suntuosa y enorme que parecía tratarse de la principal en aquel templo. A juzgar por las esculturas, tapices y diversos ornamentos que la decoraban, esa debía ser la bóveda del tesoro de Mykênai; pero Titus lo sabía bien. Le dedicó un rápido vistazo al trozo de cuero que apretaba en su mano. El verdadero tesoro estaba justo enfrente suyo, oculto en algún punto detrás de un gran trono de mármol y un pesado blasón de lino que pendía fantasmalmente tras la silla vacía.

Sin dudarlo un solo instante, Titus corrió directo a empujar el trono. Haciendo acopio de todas sus fuerzas e intentar realizar aquella tarea imposible.

Nunca sabría si fue por la desesperación o una intervención por parte de los dioses, pero el barbado sintió las venas de sus brazos, cuello y sienes tensarse contra su carne cuando con un gruñido gutural logró apartar la piedra los centímetros suficientes como para escabullirse detrás de la tela que ocultaba un pasaje hacia un pequeño corredor que desembocó en una austera habitación iluminada por una tenue luz azulada que se filtraba por un tragaluz superior.

Ahí, en las manos inertes de una escultura de bronce que miraba hacia el frente con ojos amenazantes, iluminados por dos orbes de ámbar que resplandecían en sus cuencas, estaba lo que había estado buscando.

El escudo y la espada de Perseo.

Sin gran ceremonia, le arrebató al héroe los artículos de las manos, se disculpó mentalmente con los cielos cuando se anudó la espada enfundada en el cinto y sujetó el escudo por la doble agarradera, emprendiendo la veloz retirada por el camino que había recorrido. No le tomó mucho tiempo antes de tener que volver sobre sus pasos. El corredor que había tomado antes se encontraba sellado, pero recordó lo que Kyla le había dicho cuando le indicó la posibilidad de tener que tomar una ruta distinta.

Levantó el pergamino que marcaba la vía alterna con un color rojo brillante y apretó la mandíbula.

—Lo supo desde el principio.

Titus corrió por la nueva ruta pensando en Kyla. Siempre había parecido ser una persona que derrochaba esa atrayente confianza y la suficiencia de una persona que sopesaba seriamente sus opciones antes de aventurarse a realizarlas, si bien aparentaba seguir siempre unos instintos que resultaban ser agudamente certeros. Titus comprendía ahora que no era así. La espontaneidad de la sabia era engañosa y fabricada. Fumar hachís con ella en el pasado había logrado reblandecer las barreras que la morena mantenía sobre sí misma como no lo había conseguido antes el alcohol; pero nunca como el día anterior en el que le aflojó lo suficiente la lengua en su inconsciencia para que él lo comprendiera todo.

Frozen Fanfic | Un Corazón Helado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora