14. La Aguja y El Hilo

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NOTA DE AUTOR: El tema de esta vez es "What If" de Coldplay.

Frozen y demás personajes pertenecen a Disney.
Esta es una obra de ficción y no es una historia apta para niños.

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Un corazón helado
por Berelince
14 La aguja y el hilo

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Un grito desgarrador retumbó por los pasillos a mitad de la noche y Mamá Jenell supo perfectamente que se trataría de su pequeña Kyla, despertando en la confusión de un sueño demasiado complejo para su tierna mente. Los ojos ya le estaban causando pesadillas a la infanta de cuatro años y se había tornado la rutina nocturna de todos los días el tener que ir a confortarla. La mujer se incorporó velozmente, se hizo de la vela que tenía en el buró para alumbrarse los pasos. No le gustaba que Kyla durmiera tan poco, los niños necesitaban el sueño para crecer y no era normal ni saludable que la pobre chiquilla cargara ya con sombras oscuras bajo la violeta mirada, además de ostentar ese aspecto tan macilento y enfermizo que tanto le estaba preocupando a sus jóvenes padres.

Mamá Jenell avanzó con apuro hasta el cuarto de su nieta en donde la encontró llorando, envuelta en su cobija y apretujada en el rincón de la pieza. Kyla se enredaba los mechones azabaches en sus temblorosos dedos mientras afianzaba una rana de trapo bajo el brazo y mantenía la purpurea vista fija en algún punto lejano de la pared. La niña pegó un brinco cuando la vio cruzar por el umbral, pero saltó a sus brazos cuando se dio cuenta que se trataba de ella. Mamá Jenell la levantó y la apretó contra su pecho, acariciándole la menuda espalda.

—Kyla, mi cielo, ¿Qué ocurre? —le soltó intranquila.

—La vi otra vez, abuela —gemía la niña con la cara oculta en el cuello de su nana —. A esa mujer blanca y fría. Me da mucho miedo, ella quiere lastimarme. No me dejes sola, por favor —hipaba en su desconsuelo. Apretó los deditos en la camisola de su abuela como si anticipara que la mujer podía separarse de su lado—. Quédate conmigo.

La sabia observó los alrededores, arrugó la frente, se inclinó para depositar a la pequeña niña en su cama y tomó asiento en el borde del revuelto lecho.

—No, no, pequeña. No me iré de aquí hasta que puedas descansar —pronunció con amabilidad al sonreírle con entendimiento materno—. Pero cariño, eso fue sólo un sueño, nada puede...

Mamá Jenell frunció el entrecejo, deslizó el cuello del camisón de la sollozante niña para descubrirle la carne magullada y sanguinolenta a la altura de los hombros, como si sendas manos con forma de garras hubiesen intentado destrozarlos. Kyla se dolía y apretaba los dientes entre inconsolables lágrimas, el rostro de la experimentada sabia palideció en un segundo al comprender lo que estaba ocurriendo.

Wo warst du, mein Kind? (¿A dónde te fuiste, mi niña?) —soltó la mujer, escudriñando en el temeroso gesto de su nieta que tenía los ojos muy abiertos y enormes como platos, como si le hubiesen reclamado haber cometido una acción imperdonable.

—No lo sé... —fue la aterrada respuesta de la niña que no pudo hacer otra cosa más que romper indefensamente en llanto.

Mamá Jenell apretó los labios y arrugó la frente con seriedad, aunque sus manos nerviosas aferraron protectoramente a su afligida nieta. Ella era muy inocente para entender, se pensó la mujer con pesar. Kyla no tenía idea de la cantidad de magia imbuida en sus infantes ojos, o lo que estaban provocándole en ese momento.

Lo que estaba desencadenando sin darse cuenta.

Mamá Jenell miró esos orbes gatunos amatistas que la observaban en confusión y luego la tierna piel de su nieta que quedaría marcada para siempre luego de esa noche.

Frozen Fanfic | Un Corazón Helado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora