21. La Hilandera Del Destino

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Nota de Autor:
Frozen y demás personajes pertenecen a Disney. Esta es una obra de ficción y no es una historia apta para niños.

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Un corazón helado
Por Berelince
21 La hilandera del destino

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Kyla se apoyó en un tronco de árbol cuando sintió un escalofrío subiéndole por la nuca. Las advertencias del fantasma de la Reina Mérida no habían dejado de resonar en su cabeza desde que se las pronunciara en el linde de aquel bosque de las HighLands. Su tono de alguna forma le azuzaba ese temor primitivo de supervivencia que continuamente la hacía dudar de sus actos.

No podía evitarlo.

Kyla había probado infinidad de caminos para Elsa, pero continuaba dándose de tumbos a ciegas en el suyo. Tal cosa resultaba tan frustrante que lo único que resolvió hacer fue prepararse en lo posible para atenuarse los daños si la situación se le salía de las manos. No era de extrañar que se le fueran las horas imaginándose la larga lista de cosas que podían salirle mal. Lo suficiente como para que cualquiera se desanimara siquiera de despertar al día siguiente e intentar cualquier cosa.

No comprendía muy bien de dónde obtenía la voluntad para seguir avanzando, más la aceptaba y la hacía suya. La convertía en el motor que la hacía funcionar, como el carbón que alimentaba los hornos de esa era industrial.

Kyla se sonrió nerviosamente al sopesarlo. Su meticulosidad era el simple reflejo de su necesidad por controlarlo todo, la forma más efectiva que había encontrado para brindarse la fortaleza que no poseía. Siempre le pareció más sencillo encararlo toda una vez que se informaba lo suficiente como para dominarlo, y aunque había anticipado el encuentro con la Reina Dunbroch, no se imaginó que esta la terminaría arrastrando por ese sitio tan sombrío.

Voces sobrenaturales susurraban entre los árboles, mientras la sabia temblaba en su silencio, haciendo lo posible por ignorarlas.

Era difícil para Kyla armarse de valor, así como se sentía de indefensa, avanzando a través de la oscuridad, cuando las piernas le flaqueaban y un sentimiento dentro suyo le exigía abandonar todo para buscar la salida más cercana. Casi no podía soportarlo. Un crujido indistinto logró abrumarla y la remontó en un segundo a esas noches en las que de niña se sintió tan aterrada, lloriqueando bajo las sábanas sin atreverse a mirar nada más.

Las sombras de los fantasmas que podía ignorar con la luz, siempre la alcanzaban en la oscuridad.

La germana constriñó los dientes en su propia humillación al reconocer que se moría de miedo. El corazón le palpitaba frenéticamente y el aliento se le congelaba en la garganta. Recorrió la vista cautelosamente por el paisaje envuelto en penumbras, buscando ansiosamente la tenue flama azulada que debía alumbrarle los pasos. Odiaba admitir lo mucho que esa fobia lograba paralizarla. El estómago se le revolvía en su angustia y un sudor frío le permeaba la piel. Tuvo que respirar profundo y recordarse la importancia de seguir internándose en aquel sitio. Apretó entre los dedos el emblema del sol hasta que las puntas irregulares del escudo se le clavaron en la piel.

Elsa... Elsa... Debía repetirse que todo lo hacía por ella, que afrontaría lo que fuera.

La muerte y el infierno de ser necesarios. ¡Ese pasaje tintado por sus temores no tenía nada que hacer ante un alma determinada!

La morena seguía temblando cuando abandonó la tupida floresta, se quedó jadeando como si acabara de sacar la cabeza de adentro del agua y por fin se encontrara llenándose de aire los pulmones.

Frozen Fanfic | Un Corazón Helado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora