Capitulo 12: Invitado

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Una semana ya había pasado, Dolores volvió y el soldado desapareció.

"¿Dónde mierdas voy conseguir otro brazo?" pensé con rabia, ya había pasado unas semanas desde que se rompió, no podía ir y simplemente comprar uno, me harían preguntas y no tengo ningún papel. Y no empezaría hacerlo ahora, nunca tuve y nunca lo hare.

No podía seguir haciendo mis trabajos con un solo brazo, no puedo cortar las verduras con un solo brazo y es muy difícil cortarle ya la carne al cachorro.

Me levante, agarre mi celular del piso, 2:18 de la madrugada, todo volvió a la rutina. El soldado desapareció después de nuestra conversación, nada de él y ni me importaba.

El cachorro dormía en su cama de perro, me senté y prendí la televisión, cambie los canales varias veces buscando algo interesante sin encontrar nada. Dejando en un canal cualquiera, me acosté en el sillon y me tape con las mantas, miraba el techo sin más y me dormí.

El timbre de mi celular me despertó, lo recogí del suelo y con mi memoria muscular sin abrir los ojos, conteste la llamada.

-¿Hola?- pregunte somnolienta.

-¡Rummis! Gracias a Dios que contestaste ¿puedes venir ahora? Por favor, es urgente- y sin dejarme responder colgó.

"Mierdas ¿qué quieres ahora, Dolores?" Me pregunte mientras me levante y me puse una remera negra con muchas pelusas, tierra y pelo del cachorro, la sacudí un poco sin más.

Deje al cachorro durmiendo, no planeo quedarme mucho tiempo en la Cueva. El cielo estaba oscuro como algunas calles y el callejón donde quedaba mi casa, camine sin demora hacia la Cueva.

El cielo oscuro y nublado, iba a llover se podía oler la lluvia, hacia frio pero no lo demostraba, mi piel estaba helada y mi mano izquierda se entumeció y su temblor se hizo más notable llegando todo mi brazo.

Sábado 4:45 de la madrugada decía mi celular, al llegar a la Cueva me sorprendí al ver el letrero apagado. Camine y entre, el lugar era un desastre, mesas, sillas, botellas como vasos rotos por todas lados, todo estaba machando con alcohol y comida como roto. En la barra estaba el soldado cabizbajo, mirando el piso, encorvado y a su lado Dolores con los brazos cruzados en su pecho con Matías tras suyo, su cara desde donde estaba se le podía ver los moretones como la sangre en su labio y nariz.

Matías fue el primero en notar mi presencia.

-Por fin, llegas Rummis- dijo mientras me acerque hasta entrar frente a los tres.

-¿Qué paso?- dije sin mas mientras miraba alrededor.

-Eso paso- disgusto señalo al soldado con una mirada enojada.

-Este niño, entro, se emborracho, casi pienso que le agarraría un coma de tanto alcohol que tomo. Después de que uno de nuestros clientes quiso hablarle y cómo puedes ver Rummis esto le paso mi amada Cueva- Dolores miraba con reproche al soldado.

Yo solo estalle de risa, era similar a la otra vez que me hacía gracia y solo pude reírme mientras los dos me miraban con enojo.

-Bueno, bueno y... ¿para qué me llamaron?-

-Matías me conto que esto ya había pasado antes y bueno el niño al entrar pregunto por ti- me informo Dolores.

Ante la nueva información, mire con curiosidad al soldado que en todo nuestra conversación no se había movido.

-Ese monstruo no se paraba, fue difícil detenerlo, solo dejo de pelear cuando Dolores le grito que te llamaría- Matías me dijo otra cosa curiosa de lo que había pasado aquí.

-¿Y este que le pasa?- pregunte al ver al soldado sin moverse ni participar en la conversación. Solo estaba sentado con la cabeza gacha, mirando el piso, con sus hombros hundidos y encorvado. Este soldado en lo poco que lo había visto nunca pensé verlo así.

Era un personaje de película, típico personaje destrozado por algo.

-No lo sabemos, se quedo así – dijo Dolores.

Me acerque al soldado, su uniforme estaba manchado con alcohol, le moví el hombro pero no obtuve alguna reacción de su parte. Lo volví a intentar y el soldado casi se cae de cara al piso, lo atrape a tiempo con dificultad, ya que era difícil agarrar a alguien con un solo brazo y además de que pesaba mucho.

-Se durmió- dijo Matías.

-No, solo se hace murió – dije mientras acomodaba al soldado para evitar que se resbalara de mi brazo.

-¿Y ahora qué?- pregunte sosteniendo al gruñón.

-No lo sé, te llamaba a ti. Tu encárgate de el- me dijo Dolores mientras desaparecía en el pasillo.

Mire a Matías, quien solamente me negó con la cabeza. Bufe ante esto.

-¿Sabes si tiene auto o algo?- le pregunte.

Otra vez solo me negó. Otro bufido "bueno soldado, tendrás el honor de ser la primera persona que pise mi casa" 

LAS COSAS RAMDON Y TODO LO DEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora