Capitulo 15: Decisiones

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          Mire a David y este temblaba de los nervios.

-Ruumis, déjame explicarte ¿me dejaras? – pregunto mientras levantaba sus brazos temblorosos.

Mi vista volvió a la rulada semidesnuda en la cama que me miraba con esperanza y desesperación. "Mas mierdas y las putas casualidades, maldito seas Satanás"

"Maldita sea mi moral"

-¿Ya terminaste de hacer mis medicinas?- "¿Dónde hay una pistola cuando se necesita suicidarse?"

-¿Eh? – pregunto desconcertado.

-Te pregunte ¿Si ya habías terminado mis drogas?- repetí con cansancio mientras cerraba la puerta y me dirigía hacia la sala, ignorando las quejidos que salían atreves de esta, provocando por esa mujer.

-¿No preguntaras porque tengo esa mujer?- estaba confundido.

-No y no me importa. – le explique mientras me sentaba de vuelta en el sofá desgastado.

-Bien, todavía me falta la mitad - me dijo y se fue casi corriendo.

"Me quiero morir. Así no llegare ni los 30 pero bueno"

Mire a aquel foco de bajo costo que colgaba en el techo. Pase mi mano izquierda por mi desordenado cabello rulado con frustración pero a la vez con una adornada sonrisa de come mierda en mi rostro.

Me levante de un suspiro. Camine hasta esa puerta en la que estaba esa mujer, suspire mientras veía el picaporte y entre. Al verme entrar se desespero, intento forcejear con sus ataduras, ante su desesperación y el ruido que provocaba, hice un gesto para que se calme y parar sus intentos inútiles de desatarse.

Camine hasta estar frente a ella.

-Solo cállate y no hagas nada estúpido. Si no, me hare la ciega y me iré- le advertí con indiferencia a la situación con mi típica sonrisa.

Ella asistió varias veces con un poco más calmada pero aun así su rostro era de desesperación y me acerque para bajarle la tela que le cubría la boca.

-¿Eres la hermana del soldado malhumorado?- pregunte por las dudas, no era fan de la gente y no me importaba recordar sus nombres o lo que ellos me decían.

-Si, por fa... favor sacarme de aquí- dijo casi ya en llanto, ante su pedido solo suspire. Todo esto parecía hecho para joderme la existencia.

Al ver que no hacía nada más que mirarla con una sonrisa cansada y de gracia en mi rostro, el suyo se torno con confusión.

-¿Qué esperas?- pregunto confundida al borde del llanto, yo solo solté otro suspiro de cansancio y me di un pequeño apretón en mis ojos. Lo que estaba por ofrecer era una de las estupideces que seguro me molestara el cerebro.

-¿Qué gano yo en esto?- le pregunte con mi desinteresada sonrisa en mi rostro. Otra vez intento mover sus muñecas y sus pies pero con esos pobres intentos, nunca lo lograría.

-No entiendo- dijo ella mirándome con desesperación y temor.

-David, me vende droga y si yo te libero es seguro que correrás a la policía. David estará en la cárcel y yo sin mis drogas, pero si no lo denuncias seguro que el volverá a secuestrarte o es una posibilidad- le informe con cansancio –En ninguna de estas posibles situaciones yo no gano nada. Y otra peor es que me vea involucrada en toda la mierda que se armaría- le aclare con una sonrisa cansada.

LAS COSAS RAMDON Y TODO LO DEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora