Capitulo 14: Sorpresas

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Me negué a darle el número de Jonás, no quería estar en medio de problemas ni que estos me afectaran. El soldado ante mi negación se enloqueció de furia, gritando y preguntando el porqué, cosa que tampoco le respondí. Nadie quiere un soldado en sus asuntos.

Después de desquitarse y gritarme, como si yo tuviera la culpa, salió cerrando con un fuerte golpe provocando que algo de pintura añeja del techo cayera.

Habían pasado días sin ver al soldado, estoy sentada en una banca, viendo al cachorro olfatear la hierba del parque, levantando la cabeza y mirándome a cada rato como si tuviera miedo que de un momento a otro lo abandonara. Cosa imposible para mí, ya que me apego mucho a los animales.

-¡Hey¡- me gire al ver quién era, Jonás se dirigía corriendo.

El cachorro al verlo, correr hacia nosotros, empezó a saltarme pidiendo que lo levante. Con mi única mano lo hice y con cuidado lo puse en mi regazo.

-Hola Jonás- le salude mientras el cachorro se enterraba en mi remera como si quisiera formar parte de mi estomago.

-Ruum ¿puedes venir mañana?-

-¿Por la moto? ¿No?- pregunte por si las dudas.

-Si, por la moto ¿podrás venir?-

-Sí, nos encontramos aquí a la misma hora-

-Bien, nos vemos mañana- y sin más Jonás se fue.

Me levante y empecé a caminar con el cachorro en mi brazo, quien al intentar bajarlo, empezó a moverse con brusquedad. Así que lo sujete bien y comprendí que aquel peludo no quería tocar tierra.

La tarde, el sol se ocultaba o eso creía por los pequeños rayos que atravesaban a penas el techo.

Sentí un punzante dolor en mi brazo izquierdo, en mi espalda y el sabor a sangre volvió en mi boca, la espalda y mis piernas zumbaban de un intenso dolor. Me levante con desgana del sofá, ya que mi cuerpo no quería moverse.

Llegue a la cocina y de la alacena añeja, saque una bolsita marrón, la abrí desesperadamente, alce la bolsita y deje que su contenido sea derramado en mi boca. Tirando algunas ramas y hojas al suelo.

Me apoye en mi pequeño mesón, respirando agitadamente, con mi brazo tembloroso y el sabor a sangre en mis labios, sabía que aquello era una alucinación. Apoye mi cabeza en el mármol lleno de polvo y sucio, reconfortándome con el frio de este en mi frente.

La ilusión del tiempo se esfumo en mi mente, sentí adormecidas mis piernas y cansados mis pies, mi único brazo y mi mano temblaban normalmente. Me incorpore con cuidado volví al sofá y busque el celular con intensión de saber la hora.

11 de la noche, supe que estuve horas muriéndome en ese mesón. Suspire y me fije cuantas bolsas me quedaban. "mierda, tendré que ir por mas"

Me puse mi campera negra, vi al cachorro durmiendo en el sofá, lo arrope con sabanas y colchas, las pocas que tenia.

Camine en medio de la noche, necesitaba tener más de mis medicinas con urgencia, esta vez el cielo estaba despejado dejando ver sus estrellas.

Llegue hasta al frente de una casa mal cuidada, desentonaba con el barrio en el que estaba. Todas las casas eran perfectas menos la que yo miraba.

Aquella casa tenia la pintura manchada y agrietada como la hierba alta y salvaje. Parecía vacía pero solo una ventana tenía luz y eso la desmentía.

Me acerque a la puerta y golpee varias veces, me aleje unos cuantos pasos de esta y espere a que David me atendiera.

Sentí ruidos provenientes de adentro de casa y espere, hasta que la puesta se abrió revelando a un muy extrañamente feliz y nervioso David.

-Hola Ruumis ¿Qué te trae por aquí?- al verme note que se puso nervioso.

-Se me acabo las medicinas ¿Tienes más?- pregunte queriendo entrar pero me lo impidió, lo cual hizo que lo mirara con curiosidad.

-¿Puedes venir otro día?- pregunto con una sonrisa nerviosa.

-Ya te dije que se me acabo, sabes que no puedo esperar mucho y tengo dinero conmigo- dije sin mas mientras lo apartaba con brusquedad y sin delicadeza.

-Bien, bien. Iré a hacerlas ¿puedes esperar aquí?- dijo mientras se rascaba nervioso la cabeza.

- Si claro no tengo problemas. Esperare- le informe mientras me senté en el sofá desgastado que clavaba sus resortes.

Y sin más se fue a su laboratorio "o donde sea que los hace".

Paso un tiempo, en donde yo solo miraba un punto en el piso con indiferencia.

Escuche una voz ahogada de repente, que hizo que alzara mi mirada mientras la dirigía a todos lados buscando el ruido.

Me levante, quedando parada en medio de la habitación intentando descifrar de donde provenía, si es que volvía a suceder.

Estaba a punto de volver a sentarme cuando lo escuche de nuevo, sonaba a alguien que quería gritar y en vez de algo parecido a una voz, esta vez oí un ruido seco e inmediatamente me dirigí de donde provenía.

Llegue al frente de una habitación, una puerta desgastada y añeja. Suspire y la abrí.

Dentro, en una cama atada, semidesnuda, con una mirada de alivio al verme, era la hermana del soldado. Pero su mirada cambio de repente, sentí pasos y me di vuelta, solo para encontrarme a David a unos cuantos pasos.

" Mierda y mas mierda"

LAS COSAS RAMDON Y TODO LO DEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora