CAPITULO 08 - INTENCIONES

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CAPITULO 08

-INTENCIONES-

Dudando un poco si decirle eso decidió que era lo correcto –algo muy importante en el despertar de la bestia, sólo lo hace cuando es la pareja correcta, cada inu tiene una perra para toda la vida y esta es elegida por la bestia, nunca se equivoca, una vez elegida no hay nada que pueda separarlo del clamor de su sangre, jamás se saciará de ella y si la bestia ya probó su sangre el vínculo se ha creado aunque no sea tan fuerte, eso sólo será cuando ambos decidan marcarla; mi lord es por eso que los Inukami son tan protectores con sus parejas, jamás permitirán que alguien tome algo que ellos desean y les pertenece, es algo que no se puede evitar-

El lord no podía creer lo que estaba escuchando, maldita sea esa estúpida bestia, esa estúpida mujer, esa estúpida sangre; estaba decidido la mujer debía morir cuanto antes, si para hacerlo debía tragar toda su maldita sangre y saciar a su bestia lo haría.

Después de unos segundos pensando en lo que más inquieto lo tenía habló con su voz profunda e imponente –¿la bestia puede ser despertada intencionalmente?- necesitaba saber si alguien era culpable de su desgracia, de ser así lo haría pagar de manera despiadada; nadie sobrevivía al meterse con el Gran Lord Sesshoumaru y viviría para contarlo, nadie se burlaba de un Yokai tan poderoso.

-En el pueblo Iyasa-

El mitad demonio con cabellera plateada estaba dormido sobre el futón cuando percibió el aroma de Kikyo cerca de él, abrió sus ojos rápidamente volteando al lugar donde podía sentirlo y la miró ahí frente a él sentada observándolo –Ki, ki, kikyo- tartamudeando un poco mientras su cerebro se conectaba a la situación real.

Ella percibiendo al confundido Inuyasha se levantó lentamente para acercarle un poco de agua inclinándose para sentarse sobre sus piernas, dándole el agua para que bebiera –Buen día, veo que ya estás mejor, tus heridas han desaparecido, también la fiebre, tardaste un poco más en recuperarte creo que se debe a que se acerca esa noche del mes- regalándole una pequeña sonrisa decía sin mencionar nada más, el hanyo debía saber a qué se refería y no era necesario decirlo en voz alta evitando que alguien los escuchara.

Tomando el agua que le ofrecía la miraba atento a cualquier movimiento o palabra que saliera de ella, la abrazó con fuerza –Creí que Naraku te había llevado como a Kagome, yo, yo no sé qué haría si te pasara algo a ti también por mi culpa, por no saber protegerte- hablaba desesperado y sincero.

Ella correspondía su abrazo y lo consolaba –Tranquilo Inuyasha, yo no soy tan débil- decía con signo de orgullo y autosuficiencia en sus palabras –Naraku parece que aún busca a Kagome y no le importa nada más –Le decía para distraer el hecho de que había estado por esa área.

Levantándose de inmediato se ajustó sus ropas para decir –Lo siento Kikyo, no puedo perder el tiempo, Kagome me necesita en estos momentos, si yo hubiera hablado con ella esa mañana todo esto no hubiera sucedido, debo saber que está a salvo y hablare con ella después- sin esperar respuesta alguna salió de la cabaña en busca de Kagome; se acercó a Kirara para darle instrucciones de que regresara con Sango y Miroku, la mononoke asintió y se apartó de él.

-En el bosque mágico-

El árbol sabio no quería responder eso al Daiyokai –Mi lord, con todo respeto me dirijo a usted pero si me permite deseo no contestar eso- sabiendo que si respondía esa pregunta revelaría algo que no le había permitido hacer el General Perro.

De un letal movimiento el imponente yokai se acercó más a aquel árbol mostrando sus garras gruñendo bajo dijo –¿Estás tratando de burlarte de este Sesshoumaru?, si te permito vivir dentro de mis tierras no es por misericordia, solo es porque me eres útil- con voz perturbadora continuó el Lord –Habla si deseas seguir viviendo-

CONTIGO O SIN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora