CAPITULO 17 -AROMA-

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La sangre brotaba por su costado, la desesperación junto al instinto le guiaba a terminar lo que estaba pensando y sin desear detenerse estaba dispuesto a hacerlo, pero su cerebro recibió una señal cuando llegó a su sensible olfato el ligero aroma que había extrañado intensamente esos últimos días sin explicación alguna, tanto que le quemaba su interior.

-Kagome- susurró.

-Detente ahora mismo Sesshoumaru- Gurñó la hembra Inuyokai con autoridad y voz perturbadora.

Después de escucharla hablar soltó inmediatamente el cuerpo inconsciente de su medio hermano; trató de recomponer su postura lo mejor que pudo para ver a una hembra molesta; por su aroma y al observar su rostro pudo darse cuenta del mal humor.

Ella estaba aún de pie dentro del campo de protección que se encontraba alrededor del pozo viéndolo fijamente con el rostro endurecido tan molesta que deseaba purificarlo, conociendo sus intenciones se quedaba dentro del límite que consideraba aceptable para detenerse, maldita sean todas sus nuevas habilidades, sus nuevos poderes, todo estaba fuera de control dentro de ella, al verlo se le revolvieron todas sus emociones y sentimientos, deseaba correr abrazarlo, besarlo, tocarlo, este tiempo lo había deseado todos los malditos días anhelando tenerlo cerca de ella; ansiaba sentir su tacto sobre ella, ahora que lo tenía tan cerca de ella todo era más intenso; esto era algo que nunca podría comprender, "¿Cómo es posible que pueda ansiar verlo o necesitarlo de esa manera?" pensaba; pero también podía oler algo más que el aroma de la sangre de Inuyasha.

Sí, ella captaba un olor diferente; se pudo dar cuenta del aroma de una hembra, estaba muy segura de saber de quién demonios se trataba, se estaba odiando por sentir todo eso en un momento como este, debía tener la mente fría para actuar correctamente sin mezclar todo lo que venía a su mente o estaría una vez más como actuaba con Inuyasha, siempre detrás de él perdonando todo solo por estar a su lado *que patética* pensaba su bestia y kagome solo podía estar de aucerdo con eso; tampoco podía reprocharle algo si ellos nunca se juraron amor eterno y ser fieles hasta la muerte, simplemente se trataba de unos momentos de lujuria y pasión a los cuales ella había accedido aun sin entender perfectamente lo que había sucedido.

Yako agradecido por ver a su hembra cerca accedió que el lord tomara el control, ya que no era Kimiko la que hablaba si no Kagome, esto debía ser tratado entre los seres racionales; claro sabía que en caso de que eso no fuera por un rumbo correcto ellos intervendrían.

-Mujer- Habló el Daiyokai con voz solemne indicando el saludo; aunque no entendía bien el mar de sensaciones que experimentó solo con percibir su aroma y todo lo que sucedía; pero deseaba estar cerca de ella, ansiaba sentir su cuerpo pegado al suyo.

Ella frunció el ceño deseaba arrancarle la lengua ¿Por qué era tan difícil para él hablarle por su nombre?; no quería que le hablara como cualquiera de sus mujerzuelas con las que estaba acostumbrado a tratar.

-Tengo un nombre, ¡úsalo!- Elevó su voz al decir la última palabra, deseaba gritarle tantas cosas.

-Hn-

Ahora que pensaba mejor recodó en medio de que lo había encontrado, así que volteo dirigiendo su vista al bulto que estaba tirado cerca de él, sí; casi había estado por matar a su medio hermano "patético intento de demonio" pensaba.

-¿Estabas a punto de matar a Inuyasha?; ¡creí que habían superado sus peleas de niños por la espada!-

Kagome estaba furiosa también por eso, pero no tanto como por el hecho de percibir aquel aroma que le llegaba del cuerpo de Sesshoumaru quería desaparecerlo y taparlo con el de ella, para hacer notar que le pertenecía "rayos esto debe ser por culpa de Kimiko" pensaba frustrada.





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