SOLEDAD

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V

El vacío que siente ahora mismo mi mente

cautiva ahora el silencio que escucho zozobrar,

y es aún mayor tortura

que escuchar tus gemidos,

porque me siento solo,

muy solo,

y asustado

y consumido,

y siento temor y miedo por mi gran soledad.

Tú descansas amigo mío,

compañero de este encierro sin sentido.

Tú te has ido y yo lo sé,

atropelladamente,

cruel y desprotegido;

y sin ningún sentido

te has ido sin piedad,

te has ido injustamente

pero te has ido a disfrutar por fin...

la ansiada libertad.

Tu corazón ya vuela, libre como el viento.

Tus ojos ya vislumbran el aire y nuestro mar.

Ya respiras tranquilo el aroma a esperanza,

ya danzan tus suspiros sin mirar para atrás.

Tus labios ya se elevan fugaces hasta cielo,

en oración de calma y merecida paz.

Tu mente ya ha hallado al fin el fiel consuelo

que yo aquí enterrado quisiera al fin hallar.

Qué solo que me encuentro.

Qué tristeza amarga

sentir que ya estoy muerto

aún estando vivo.

Sentir que aún respiro

sin poder ya respirar.

Sentir que el latido de este mi corazón,

golpea aún mi pecho y me obliga a vivir.

Sentir que yo no quiero escucharlo ya latir,

y solo siento el miedo que lucha por salir.

Qué solo que me encuentro

entre estas paredes.

Te grito y te llamo.

¡Te grito...!

y solo...

y solo el silencio me habla muy despacio

y se burla en mi oído

dejando al silencio

solo, quieto y mudo...

gritando:

¡Estás solo...!

¡Siente la soledad!

PRISIONERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora