XXIII
Me pierdo y me encuentro en tu mirada,
muy detrás de mis párpados sedientos.
Aves preciosas que anuncian tu llegada.
Rayos de luz de tus amantes ojos repletos
de los besos constantes que me mandan
a través del aire que nos separa un gesto.
Y ya se arquean tus cejas buscando excesos,
ardiendo con brillantes destellos en llamas,
seduciéndome, fascinante, sonriendo,
invitándome a darte todo en esta diada.
Átame bien, pero átame a tu cuerpo,
y que tus pupilas sean mi soflama.
Guíame por tus caminos estrechos
y por el ancho mar de tu alborada,
como sólo tus luceros pueden hacerlo,
como sólo tus incandescentes marcas
podrían dejarme señalado el sendero,
para sólo poder perderme en tu mirada.
Faros que siempre me llevan a puerto,
a ese puerto de tu carne enamorada.
Acéchame, divísame desde lejos,
descúbreme desde la distancia,
pero atráeme ya con desespero,
que no aguanto esta hora dañada.
Borra de tus iris cualquier lágrima,
que ya queda menos, que ya llego,
mi amor, mi dulce bien, mi aliada.
Que nos veremos en un momento,
y volveremos a ser pasión, palabra,
súbito ver mirante, tu reflejo en mi reflejo,
palabra de amor radiante en tu mirada.
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PRISIONERO
ŞiirUn prisionero político, religioso, de guerra..., sobre todas las cosas un ser humano, espera en una celda el momento de su final y solo el recuerdo de su amada trae consuelo a la extenuante espera del tormento que sabe que está a punto de llegar...