MORIR SIN TI

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XI

Pero ahora sólo vivo la triste condena

de saberte que por amor me matan,

de dejarme que por amor me muera,

que sin ti ya no podré luchar por nada,

que sin ti sólo soy un alma en pena

que a este mundo ya nada me ata.

En este momento sólo veo tu ausencia

que me atormenta como un fantasma

que se burla, me desgarra y desespera

de mis tristes horas que no te alcanzan,

que estoy muerto porque estás muerta

que sólo recordarte de nuevo te mata.

Y puedo ver cómo te arrastraban presa,

sacándote a empujones de nuestra casa.

Cómo sus voces me labraban una huella.

Cómo tus gritos me desgarraban el alma.

Cómo un disparo cortó el aire e hizo mella

como una garra que rompe y me arrebata.

Sarta de relámpagos sedientos de tormentas.

Ristra ensartada de quebrantos que hayan

un barranco, un principio de locura extrema,

donde por querer sólo quiero que Dios reparta

rayos, a cada cual, cientos, miles por cabeza,

triste venganza del poeta que mata con palabras.

En mi derrota no hay burdos milagros, ni destreza

que te salve mi amor amado de la parca, tan harta

de llevarse a manos llenas mi paraíso de belleza,

y dejarme mudo en este mundo sin esperanza,

que ya no queda, en ningún rincón de esta piedra,

ni en este corazón que sin ti, ya nunca más descansa.

PRISIONERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora