VIII
Y recuerdo y siento dolor al recordarte.
Y te siento y siento miedo al evocarte
porque no hay mayor dolor
en este triste encierro
que sentirte lejos,
lejos de mí,
lejos sin un sentido...
Sin sentido mi amor porque aún no sé,
no sé por qué no estás conmigo,
no comprendo amor tanto dolor...
La angustia enturbia mi triste corazón
y sin poder comprender tanta amargura
me hundo en esta celda sin salida...
Sin poder comprender tanta desdicha,
no comprendí mi amor por qué tu ausencia
y no comprendo mi amor, mi aquí y mi ahora.
Comprendí, ahora sí, qué congoja
este dolor nacido de alma partida
de piedras negras, de sangre roja,
que quema ausencias, abre heridas,
y trae los recuerdos que reposan
en mi ardiente memoria vencida.
Cómo no recordar tu cara hermosa
cintura estrecha, tu andar deprisa,
tus ojos de sorpresa tan preciosa
cuando me veías salir a escondidas
por verte un instante entre rosas
y poder robar un beso a tu sonrisa.
Tumbarme contigo en la tierra gozosa
y descubrirnos en el fuego y la brisa
mirándonos con esa mirada curiosa
de amantes primerizos que brindan
sus vidas y entregan todas sus horas
a un momento, un instante de dicha.
Tenerte entre mis brazos tan deseosa,
era un milagro, prodigio, mi maravilla,
tu concupiscencia era todo mi dogma,
tu cuerpo, divino templo al que acudía
como fiel feligrés devoto que nombra
tu nombre como diosa dadora de vida.
Y me perdía en divagaciones acuosas
futuros entre fuego y piel encendida,
donde crearíamos un hogar sin sombras,
donde ser felices y crecer sin medida,
y yo te dijera al oído: querida esposa,
amante, mi fiel compañera de vida,
mi mujer...
Mi diosa.
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PRISIONERO
PoetryUn prisionero político, religioso, de guerra..., sobre todas las cosas un ser humano, espera en una celda el momento de su final y solo el recuerdo de su amada trae consuelo a la extenuante espera del tormento que sabe que está a punto de llegar...