ALMA IV

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XXIX

Te presentas dulcemente sin anunciarte.

Me tomas de la mano y tierna me besas

para auparme a ese deseado instante,

de esperado silencio, de infinita belleza,

de esperado vuelo e infinito contraste,

en el que me llevas y me haces entrega

de un final deseado para consolarme.

Y por fin...

a tu luz,

me entrego.

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