Prólogo

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– Talia, ya es hora –anuncio Ra's Al Ghul a su hija, la cual se encontraba en la sala verificando que todo saliera bien, el computador frente a ella mostraba los signos vitales de sus hijos. Por los momentos todo iba de maravilla, durante la gestación no se presentó ni el más mínimo problema.

– Bien, ya era hora –suspira aliviada–. Después de tanto tiempo, por fin voy a tener a mis hijos conmigo –dijo viendo las capsulas donde habían crecido los dos niños, una matriz artificial fue la que logro que no hubieran complicaciones, eso y que los dos niños fueron perfeccionados genéticamente. No eran bebes normales pero que se podía esperar de los hijos de Batman y de los nietos del temido Ra's Al Ghul.

– Recuerda, Talia, cual es el verdadero objetivo de esto –regaño Ra's a su hija, ella asintió–. No te en cariñes con ellos, no se sabe que tan peligrosos puedan llegar y si tendremos que eliminar a uno de los dos –le dijo mientras veían como la matriz artificial, que antes estaba llenas con un líquido espeso se iba vaciando, y los dos pequeños nacían.

– Señor, tenemos problemas con el feto número 2 –informo unos de los científicos que trabajaban para Ra's. El sujeto estaba nervioso y empezaba a sudar. No podía perder a ese bebe, su vida dependía que naciera sano y perfecto. Él era el desafortunado encargado del feto 2, el cual había presentado unos problemas desde hace más o menos un mes. No informo nada a Ra's, temía que si lo hacia lo culparan y fusilarían de inmediato.

– ¿Qué clase de problema? –pregunto Talia, tratando de disimular la preocupación que iba creciendo de a poco en su interior. Caminaron hasta estar frente del computador que mostraba los signos vitales del feto 2 y este, para mala suerte del científico, decía que no había ondas cerebrales, en otras palabras, el feto estaba muerto. La matriz artificial se abrió, el olor del líquido espeso y lleno de químicos inundó el lugar, era repugnante para unos en la sala. En toda la sala se escuchó un lloriqueo bastante fuerte proveniente del ahora bebe 1, in embargo el 2 estaba completamente quieto y callado. Su piel estaba pálida y los labios morados. Rápidamente, doctores más los científicos encargados se acercaron a sus respectivos niños. El científico se acercó temeroso, deseando que las maquinas más sofisticadas que existían hubieran fallado. Una doctora tomo a la pequeña y fría niña, la puso en una mesa para examinarla. Llego a pesar los tres kilogramos y medio pero eso no valía nada. Al final confirmo su muerte. El corazón de Talia dolió como nunca lo haría jamás, su única hija acababa de morir frente a ella. Sintió como una lagrima se le escapaba, la cual limpio inmediatamente, aunque claro, nadie estaba pendiente de ella y del bebe defectuoso. Tratando de volver su mirada fría y calculadora como lo era siempre, se dirigió hacia donde se encontraba su padre, quien con paciencia esperaba que los doctores terminaran de examinar a su nieto, su único y perfecto nieto, el único que fue digno de cargar con el apellido y genes Al Ghul.

– ¿Cuál será su nombre? –le pregunto Ra's a Talia mientras que por fin cargaba a su nieto. Talia era su madre a fin de cuentas así que ella era la que tenía que decidir eso. No le tomo ni un segundo, ya había pensado en un nombre apropiado para su heredero que fuera digno de él.

– Damian... Damian Bruce Al Ghul –le respondió orgullosa a su padre, quien desvió la mirada de su nieto a su hija mayor, su mirada decía más que suficiente del nombre que había escogido. Ella obviamente noto esa fría mirada pero no se retractó, sino que lanzo una mirada igual de fría a su padre–. Es mi hijo.

– Como quieras –le dijo anodino Ra's a la vez que le entregaba al niño envuelto en mantas blancas para posteriormente salir de aquel laboratorio junto con dos guardias quienes sujetaban de brazos al científico encargado del bebe número dos, el hombre suplicaba por su vida en otro idioma esperando que Ra's lo escuchara, todo en vano claramente. La sala se fue vaciando a medida que solo quedaban Talia, Damian y la sirvienta de la primera nombrada, esta se acercó con cautela a su ama, con la cabeza gacha y evitando ver al niño en sus brazos o la niña en la mesa pediátrica.

– Señorita Talia ¿Qué quiere que haga con respecto al feto 2? –le pregunto con voz suave y completamente sumisa.

– Su nombre es Zara –corrigió severa, antes de que la joven se disculpara por su imprudencia Talia continuo–. Quiero que hagas lo que te ordene. Esa niña no puede ser encontrada jamás, ni siquiera por mí. Llévala a algún orfanato y dejarla ahí. No me importa cuánto te cueste pero hazlo –ordena como siempre solía hacerlo, con mucha autoridad la cual iba acompañada de una indirecta advertencia de que pasaría si la desobedecía. Salió de aquel lugar llevándose a Damian, dejando el cuerpo inerte de aquella niña.

La sirvienta hizo lo que se le había ordenado. Con mucho cuidado limpio y envolvió en mantas a la pequeña niña. La saco sin que nadie en la fortaleza se diera de cuenta y fue a la pista de aterrizaje, donde un jet la llevaría a la ciudad. Supuestamente ira por un encargo de Talia así que no tendría que preocuparse por ser descubierta. No paso más de una hora cuando ya habían arribado a las afueras de la ciudad, la sirvienta tendría que caminar un largo trayecto pero no le importaba, eran órdenes y no podía desobedecer. Camino durante una hora, hasta encontrar por fin el lugar, un orfanato. Se acercó lentamente procurando que nadie la viera, algo poco probable ya que eran las tres de la madrugada, estaba dispuesta a dejar a la niña en la puerta hasta que, empezó a moverse débilmente, los efectos de la droga para parar momentáneamente el corazón estaban desapareciendo rápidamente de su sistema y en poco la niña ya había recuperado su color y empezado a llorar. La sirvienta intento tranquilizarla para no tener ningún problema, lo logro sin mucha dificultad. Con la respiración entre cortada y sintiendo una espada ya rozar su cuello quiso dejar de una vez a la niña en el piso y salir corriendo muy lejos de ahí pero no lo hizo, la pequeña manita de Zara tenia agarrada el dedo de la pobre sirvienta y aunque fuese una acción de alguien tan frágil y débil el agarre intentaba ser fuerte. El corazón de aquella sirvienta dio un vuelco, ella era estéril por lo que nunca podría ser madre y ver como una madre que había sido bendecida con tal regalo se deshacía de uno de sus retoños le dio impotencia y envidia. Estaba casada con un hombre que la maltrataba por el hecho de no poder darle un hijo propio, su padre la había vendido como esclava a Ra's por su libertad, dejando a su hija a la edad de tan solo seis años. Estaba cansada de su miserable vida, de temer por su vida cada vez, de ser maltratada por alguien que se suponía que la amaría por el resto de su vida. Por primera vez decidió algo en su vida, algo que la cambiaria para siempre, ella iba a huir de la liga de los asesinos y criar a esa bebe como si fuese suya, huiría a donde nunca las encontraran, ella se aseguraría de ello. No estaba siendo desobediente si lo pensaba bien, Talia le había ordenado previamente que llevara a Zara a un lugar lejano al mundo de los asesinos de Ghul, un lugar donde la niña pudiera crecer como alguien normal y feliz, ella cumpliría con eso definitivamente. Corrió como nunca antes lo había hecho, no tenía ni idea de a donde iría pero no se preocupaba de eso ''su ama'' le había dado dinero para un encargo especial, más algunas joyas finas que tenía que llevar a una joyería a arreglar, al amanecer buscaría algún lugar para venderlas y alejarse de ese lugar.

Ya había transcurrido dos días desde que Talia había mandado a su sirvienta a hacer un encargo especial a la ciudad. No tenía ni idea de donde se encontraba ya que para ese trabajo ''especial'' le había dado la libertad de ir sin escolta y así no saber a dónde iría a parar la niña. Pero ese ya era demasiado tiempo por lo que decidió investigar su paradero para su desagrado descubrir que la sucia traidora había huido. Estaba furiosa, esa mujer ahora era una amenaza por todo lo que sabía, y aunque rebosaba en cólera decidió calmarse mientras tanto, algún día la encontraría y la haría sufrir hasta la muerte, por los momentos debía de encargarse de Damian y del legado Al Ghul.

Liz, la nueva madre de Zara había decididoadoptar legalmente a la niña, no podía por ningún medio sacarla del país si nola adoptaba. Pago para que la dejaran adoptarla con el dinero de las joyas deTalia, estaba feliz. Ahora la niña era suya, su sueño se hizo realidad. Parapasar desapercibida y porque sabía que el dinero que le quedaba no era eterno decidióbuscar un trabajo, uno en el que ella había sido prácticamente criada. Fuecontratada por una familia de ricos, la familia Collins, eran originarios deInglaterra pero debido al trabajo en la empresa del señor Collins tenían quemudarse con frecuencia, lo que lo hacia el trabajo ideal para Liz. Por fin podíarespirar en paz y completa libertad. Tenía confianza que nunca la encontraríany que ni se molestarían en buscarlas y es que así era. Talia decidió que eratiempo perdido por lo que mejor siguió entrenando a su soldado perfecto. PocoLiz sabía que el destino es más seguro que cualquier otra cosa y que amboshermanos volverían a encontrarse. 

Daughter Of Batman ★ Bat-FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora